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lunes, 28 de julio de 2014

COMENTARIO.- VIVIR CON MIEDO.-




COMENTARIO.-

 VIVIR CON MIEDO.-

El miedo, dicen, es una reacción instintiva que tiene por objeto la supervivencia. Sin miedo asumiríamos riesgos excesivos y las probabilidades de autodestrucción se incrementarían exponencialmente. Sin embargo, vivir con miedo no deja de ser un sufrimiento y si ese miedo se extiendo en una diversidad de órdenes de la vida, se convierte en algo insoportable.

Sentir miedo es una forma de dolor que si no se controla puede afectar a los más elementales comportamientos y sin duda, afecta al estado físico. ¿Se puede enfermar de miedo?, ¿Se puede morir de miedo?. Pienso que sí, ya que cualquier sufrimiento, cuando se transforma en algo insoportable acaba dañando, arrasando todo aquello sobre lo que se asienta.

Nos enseñan a ser valientes, incluso a convertirnos en héroes de nosotros mismos. Unos pocos llegan a conseguirlo. Incluso para ello destruyen todo a su paso. La mayoría no es capaz de conseguirlo y vive toda su vida sumido en un estado incierto y temeroso, que les hace encontrarse en la frontera de la locura.

Si lo pensamos bien, gran parte de nosotros somos unos cobardes, dignos, pero cobardes, al fin y al cabo. Muchos, no solo somos cobardes, sino que tenemos un punto de locura. Necesitamos esa locura para sobrevivir. El miedo, la cobardía, también implica que los comportamientos sean tan agresivos o más que los comportamientos heroicos y valientes.

He conocido personas realmente valientes, dispuestas a hacer frente a cualquier acontecimiento con valentía, con energía. También, en mayor número, he conocido personas temerosas, inseguras, que sufren una permanente desorientación que les obliga a estar a la defensiva en todo momento.

Durante la vida, no nos comportamos igual en todo momento. A veces, nos sorprendemos a nosotros mismos cuando tenemos la capacidad de decisión que otros no tienen, en otras ocasiones, la huida, el miedo, nos aleja del riesgo de tal modo, que nos convertimos en seres huraños, aislados, indiferentes a esa realidad, aparente, que no nos gusta, que nos genera miedo.

Un sabio oriental decía que para luchar contra el miedo solo hace falta –aire-. Quizá esa opinión se refleje en esas situaciones en las que ante un acontecimiento que nos produce temor, intentamos luchar respirando profundamente. Necesitamos tomar –aire- para equilibrar nuestra mente y nuestro cuerpo.

Tenemos miedo a muchas cosas, entre ellas, al cambio. Modificar nuestros hábitos, nuestras costumbres, nos da miedo. Pero…, si lo pensamos bien, cuando se vive en un estado temeroso, ese estado, en gran medida, ¿No tendrá su origen en esos hábitos y en esas costumbres?. Si sufres en el trabajo, en tu casa, en tu ciudad, ¿No será mejor cambiar de trabajo, de casa o de ciudad?. Claro, es fácil emitir una opinión, la acción es otra cosa. Además, muchas veces, ese miedo, no es solo por ti, sino por los que te rodean. Tu decisión no es solo tuya, sino que afectará a las personas que quieres, a las personas que te necesitan. El riesgo no será solo tuyo, sino también de otros. No es fácil huir del miedo y en ocasiones al huir de él entras en otro miedo distinto, que no sabes muy bien si será más o menos soportable al anterior.

Por eso, luchar contra el miedo requiere, posiblemente, tomar distancia sobre ti mismo y sobre lo que te rodea. Para valorarlo tienes que observarlo como si se tratase de un mapa; desde lejos. Es importante, pienso yo, dar a las cosas el valor más conveniente, no el valor que parecen tener. En la vida, ya se ha dicho, que solo hay dos acontecimientos con un valor importante, dos momentos trascendentes: Nuestra llegada y nuestra marcha. Todo lo demás no tiene tanta trascendencia. La trascendencia es algo que alimentamos o no nosotros mismos. A pesar de las presiones externas, somos nosotros los que tenemos que dar o quitar valor a las cosas.

Cuando todo aparenta tener mucho valor, el grado de exigencia es muy grande y el temor a perder o desear algo es muy grande. Eso no es otra cosa que vivir con miedo. Un miedo que se transforma en algo insoportable a la primera de cambio, que nos domina y que nos destruye.

No debemos exigir mucho a la vida y menos a nosotros mismos. Somos seres imperfectos y no vamos nunca a alcanzar la perfección que uno desearía y menos aun la que desearían otros. Si no comprendemos esto, la vida se hace muy difícil de vivir.

Son muchas las circunstancias y las personas que te impiden tomar esa distancia y que te exigen mucha atención. La vida no es justa, nunca lo es, por eso no nos desesperemos cuando lo comprobamos. La vida es y nada más.

Yo vivo con miedo y creo que nadie puede vivir sin él. Intento, con esfuerzo, alejarme del riesgo o afrontarlo con decisión, según los casos. Muchos me exigen un grado de perfección que no tengo, pero intento comprenderlo, ya que ellos, también tienen miedo y son al menos tan imperfectos como yo.

La mejor forma de luchar contra ese miedo es intentar comprenderlo. Solo pensar en ello hace más fácil vivir. Si hay algo que no entiendes, es más difícil saber lo que hay que  hacer.

En la vida, cuando se han alcanzado los mayores éxitos, ¿No es precisamente cuando se ha dispuesto de una mayor seguridad en uno mismo?. Esa seguridad se suele obtener cuando se tiene un mayor conocimiento del medio en el que te mueves, de las personas con las que compartes y de tu propio comportamiento. Eso requiere conocer. También los éxitos son más fáciles de obtener, cuando la exigencia la puedes modelar tú mismo, tanto la propia como la ajena.

Vivimos tiempos inseguros, inciertos. Defender la justicia, la igualdad, la no discriminación, la ausencia del mal trato, que no exista el abuso del poder, no requiere necesariamente héroes, aparentemente sin miedo. La lucha muchas veces es interior, intimista, lenta, contra el miedo propio. Unos dan pasos cortos, otros más largos, pero la conciencia sobre lo que es el miedo y la forma de afrontarlo, es siempre la semilla del éxito, tanto del propio como del ajeno.

Estoy cansado del que culpabiliza al otro, del que se defiende del miedo a través del otro, del que se justifica todos los días sin razón, del que solo comprende lo que le favorece, del intolerante, que te exige a ti, sin exigirse él mismo, del que no comprende porque no desea pensar, del que tiene tanto dolor y sufrimiento que se ciega y no ve.

Comentar y compartir estas opiniones ya es uno de los caminos. Debemos vivir los cambios de nuestro mundo con racionalidad y sentimiento. La lucha contra el miedo parece que así lo requiere.

Puede que opines otras cosas, que no estés de acuerdo conmigo, pero…estoy convencido de que tienes, al menos, tanto miedo como yo.


domingo, 6 de julio de 2014

¿QUE ESTA PASANDO?










¿Qué está pasando?.
Comentar esos acontecimientos que ocurren en el mundo que nos producen desasosiego es algo que se ha producido de generación en generación. La disconformidad con las reglas que rigen las sociedades ha formado parte, desde tiempo inmemorial, de la condición humana. Entre una generación y otra siempre existen reproches. Los jóvenes culpabilizan a sus mayores de lo que han heredado y muestran su convicción por cambiar el mundo. No les gusta lo que han recibido. Pasado el tiempo, comprenden las dificultades, justifican su existencia y aceptan lo que antes les era inaceptable. Entonces, se convierten en mayores y los nuevos jóvenes les vuelven a reprochar lo mismo o casi lo mismo. Sin embargo, por otra parte, cada generación, está convencida de haber conseguido cambiar muchas cosas. También manifiesta ser la generación que más injusticias ha sufrido o al menos, que más esfuerzos ha hecho para que éstas no se produjeran.
¿Qué está pasando ahora?.
Voy a realizar una TORMENTA DE IDEAS para que nos pueda servir de reflexión:
Algunos países del Este de Europa, que durante años estuvieron bajo la órbita de la URSS, intentan liberarse de las cadenas para incorporarse a la Unión Europea; por utilizar una moneda única, por el libre acceso y movilidad en la Unión, por disfrutar de las aparentes libertades y beneficios que ello comporta.
En Ucrania se están matando por alcanzar libertades inexistentes o por sentirse protegidos con la URSS y la Unión Europea es vista por la población, al menos por una parte de ella, como la panacea de la liberación.
¿No se mantiene la hipocresía de toda la existencia humana?.

Según la información general, en la actualidad se encuentran en curso, al menos, los siguientes conflictos bélicos:
-         Guerra Civil Afgana
-         Guerra Civil Somalí
-         Guerra en el noroeste de Pakistán
-         Guerra contra el narcotráfico en México
-         Guerra Civil en Siria.
-         Insurgencia en Irak
-         Insurgencia islámica en Egipto
-         Conflicto en Sudán del Sur
-         Separatimo Kurdo en Irán
-         División de Corea del Norte/Sur
-         Conflicto Cachemira
-         Conflicto de Baluchistán
-         Conflicto palestino-israelí
-         Conflicto armado en Birmania
-         Conflicto en Papúa
-         Insurgencia en el nordeste de Índia
-         Conflicto armado en Colombia
-         Insurgencia Naxalina en Índia
-         Insurgencia en Filipinas
-         Conflicto de Casamance en Senegal
-         Insurgencia en Uganda, Sudán del Sur, el Congo.
-         Conflicto en Cabinda, Angola
-         Insurgencia en Ogaden, Etiopía
-         Insurgencia en el Magreb
-         Conflicto de Yemen
-         Conflicto de Baluchistán
-         Conflicto del Delta del Niger
-         Insurgencia en el sur de Tailandia
-         Conflicto tribales, sudaneses en Sudán
-         Insurgencia en el Cáucaso del Norte, Rusia
-         Insurgencia en Yemen del Sur
-         Rebelión en Varéin
-         Insurgencia en el Sinaí, Egipto
-         Conflicto en el Líbano
-         Insurgencia Líbia
-         Conflicto en la República Centroafricana

No son pocos los conflictos bélicos. ¿Tenemos conciencia de lo que sigue ocurriendo en el mundo?.

Por citar algunos supuestos llamativos cercanos:
En los países subsaharianos o del sur del continente africano, la inmigración se ha convertido en una prioridad. El hambre y el desvalimiento obliga a miles y miles de personas a cruzar fronteras y fronteras, hasta llegar a Melilla y allí, en sus montes, resguardados para huir de las palizas de la policía de Marruecos, esperan para dar el salto, poniendo en riesgo su vida, para conseguir llegar a España, a la Unión Europea, la panacea de las libertades y de la subsistencia.
No digamos ya lo que en este asunto ocurre en Italia. Día sí y día también, ingentes grupos de inmigrantes, embarcados en naves oxidadas, desembarcan en las costas italianas.
Por el camino, mueren cientos de personas, por la sed, el hambre, la climatología, la violación o los disparos.
Mientras tanto, esa Unión Europea, panacea de las libertades, por conducto de sus comisiones, organismos, grupos de interés, dicta resoluciones, informes y propuestas requiriendo justificaciones, pero…no aporta ideas, dotaciones económicas, soluciones, que deberían estar dirigidas a los países de origen. El problema parte del lugar de procedencia, no se suprimen las mafias y la miseria. Desde el púlpito brillante de las opiniones la Unión Europea observa y transmite frases de igualdad bastante vacías.
En Siria, siguen muriendo cientos de personas en las calles. Muertos colaterales que no saben, en el fondo, la verdadera causa de su sacrificio. Los dos bloques en guerra, protegidos por Putín, Obama o cualquiera sabe quién, son suministrados por las grandes empresas dedicadas a la venta masiva de armas.
En el continente africano, en la actualidad, existen miles de campos de concentración, distribuidos en un mapa de dolor y muerte, al que acuden personas huidas de la guerra y de las enfermedades. Allí tienen otro modo de morir; no exactamente de sobrevivir.
Solo hay que examinar el listado de los conflictos, ¿Cuántos se desarrollan en el continente africano?.
Estados Unidos, el Guardián del Mundo, mantiene en su territorio la cárcel de Guantánamo, en la que permanecen presos sin derecho alguno, recluidos sin defensa.
En la República Popular China, se mantiene un régimen sin libertades del que nadie o casi nadie, (desde dentro y desde fuera),  puede decir nada. No en vano, ese gran país financia el déficit de Estados Unidos y sobretodo, financia sus guerras.
Entre tanto, en nuestro país, la crisis económica y moral, nos ha situado en los límites de lo tolerable. En esa Unión Europea, se ha producido una división y un alejamiento enorme entre los países del norte y los países del sur.
En suiza, se aprueba la adopción de medidas que restrinjan el acceso y la permanencia de extranjeros.
Cada vez con más frecuencia se insiste, especialmente por los países más ricos de dicha Unión, en la posibilidad de arbitrar sistemas que permitan, al menos, cierres temporales de las fronteras.
En España, se aprueba la modificación legislativa que impide el procesamiento por –lesa humanidad-. ¿Es un buen momento?.
Hace muy poco, mucho menos de lo que parece, se produjeron dos guerras mundiales, la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, la guerra de Irak, ahora resucitada. En este contexto mundial. LA HUMANIDAD PERMANECE EN UN ESTADO DE LOCURA INTERMINABLE. ¿Qué nos pueden reprochar los jóvenes y que pueden hacer ellos?. Generación tras generación seguiremos luchando por cambiar el mundo, pero éste NO SE DEJA.
A la vista de todo esto, el ciudadano de la calle de un país como España, en el que puedes salir por la calle sin ir armado, tomar una caña en un bar, estudiar en una Universidad, hacer viajes en el AVE o bañarte tranquilo en una playa, ¿Cuáles son los valores a defender y proteger?. En España se pasa hambre, se está sufriendo mucho en muchos estratos sociales. Cada vez más. ¿Estamos en condiciones de perder los derechos?.¿Sabemos lo que estamos perdiendo?. Algunos no tienen dudas.
Lo más difícil es que los jóvenes y los mayores seamos capaces de distinguir las prioridades. Lo humano puede ser extraordinario, pero también lo más desesperante.