HAY QUE OBSERVAR BIEN.- Después de
tantas elecciones …¿Qué pasará?...
Una vez más, sentado frente a la
mesa de mi despacho, mientras la amplia ventana deja que la luz de la mañana
atraviese la habitación de modo irregular y escuchando música de Vivaldi, he
tomado el ordenador y acarició las teclas para construir unas palabras.
He meditado sobre lo que está
ocurriendo en España este año; que es muy complejo. Yo diría que históricamente
complejo, con cuatro citas electorales, por lo que cada paso en el trabajo y en
muchos órdenes de la vida es fangoso e incómodo. También he reflexionado sobre
lo que podrá ocurrir el próximo año; puede ser que todo sea tan diferente que
hoy no seamos del todo capaces de imaginarlo. La cuestión es, que si hay un
cambio, éste no se encuentre sujeto sobre los pilares de la estupidez y que por
una vez en la historia de este país, pase lo que pase, se utilice la línea
recta para llegar de un punto a otro. No tengo grandes esperanzas sobre ello,
ya que los que se van, si es que es así, no dejarán que las cosas sean fáciles
y los que pueden venir, si vienen, parecen inseguros y poco conscientes de
algunas realidades con las que, muy probablemente, se darán de narices.
Entre tanto lío, estaremos en medio
los de siempre y la posibilidad de que
recibamos de unos y de otros, es muy elevada. Es una metáfora, se entiende.
Recibir, en este caso, no es algo deseado.
En todo caso, bajo un punto de
vista social o más bien de análisis social, lo que ocurre es muy interesante.
Cuando te encuentras con noticias nacionales como el desmembramiento de
Izquierda Unida, las explicaciones que con insistencia ha tenido que dar Monedero de Podemos, (que tendrá que seguir dando hasta el agotamiento), sobre los ingresos
percibidos de Venezuela mediante una empresa a medida, la presentación económica de Ciudadanos, (como un cuento de buenos y malos, hombres de negro y mujeres salvadoras), contando lo que pretende hacer en el futuro, los debates y peleas internas del PSOE, en una permanente búsqueda de la coherencia, propia y ajena, y
las explicaciones del PP sobre la superación de la crisis, en la absurdidez del sin sentido, por citar algunas,
te preguntas en qué país estoy viviendo yo y en cual viven ellos. Si a todo
esto se le suma el tratamiento que se está haciendo sobre la guerra de Ucrania,
la guerra fría de EEUU y Europa contra Rusia, o a la inversa, según se mire, y
las negociaciones de la Unión Europea, (Banco Central, FMI,…Alemania, siempre Alemania)
con Grecia, para la prórroga de los recortes economicos, mientras la población de
ese país protesta en la calle, tienes la sensación de que sujetas entre las
manos un globo que está a punto de explotar.
Nuestro círculo de información se
amplía con otras noticias no menos llamativas, como el procesamiento, (si, no, si, no), penal de
la Presidenta Argentina o las declaraciones venezolanas sobre la existencia de un
eje contra su política; te das cuenta de que los problemas nacionales y europeos
comparten el mismo sinsentido a través de las aguas del Atlántico… hacia
espacios casi desconocidos.
Entre tanto, por ejemplo, es
curioso que los millonarios chinos, (me pregunto de donde han sacado tanto
dinero), de un modo discreto, compren
con sus capitales el edificio de la Plaza de España de Madrid o las acciones de
grandes empresas alimentarias y que, por ejemplo, la farmacéuticas sean las que
condicionen la supervivencia de muchos ciudadanos en occidente, más allá de las
grandes maldades que realizan a diario en el continente africano, por citar
solo una referencia.
Hablando de los chinos. Escuché
estos días en la televisión a una representante nipona que con un castellano
perfecto decía que la integración de su población en España era un hecho
patente y como ejemplo preguntaba a la periodista que la entrevistaba, si ella
había o no visto en Madrid a algún chino pidiendo en la calle. La respuesta fue
que no, claro. Se olvidó de hablar sobre las mafias chinas, de las fábricas
textiles ocultas o de los polígonos industriales desde donde se distribuyen por
todas partes productos copiados e ilegales. También de los préstamos o
financiaciones, como lo queramos llamar, de las guerras de Estados Unidos
contra otro eje del mal o el que pueda hacer falta. No se muy bien la razón, pero a veces, solo a veces, tengo la sensacion de que los chinos van ocupando espacio sigilosamente, despacito, de modo discreto y cualquier día, me despierto en mitad de la noche y un hombre de ojos rasgados me empujará al suelo, desahuciandome de mis sueños.
No quiero tener una visión
equivocada por negativa, pero las realidades no son las que aparentan ser y es
muy difícil hoy, a pesar de la importante actividad de los medios de
comunicación, vivir como un ciudadano informado y tener un conocimiento cierto
de esos distintos mundos. Menos aún que todo ello tenga una utilidad para hacer la vida más
justa y feliz. No nos olvidemos que la
información no es necesariamente conocimiento, es otra cosa.
Se podría decir que yo, en la
actualidad, soy una persona madura que inicia el descenso hacía la avanzada
edad. No es el mejor momento para disponer de energía sobrante para afrontar
estos cambios, para perder derechos y aceptar la incertidumbre del futuro.
Siento profundamente que los
jóvenes tengan tan recortadas las perspectivas de futuro. A ello hay que
añadir, que esos jóvenes, ya no son como los de antes, nosotros tendíamos a
estar sometidos a una aceptación tradicional, pasamos por una transición
nacional compleja y nos hicieron estar bastante ciegos sobre lo que ocurría
fuera de nuestras fronteras.
Existió un largo período
transitorio en el que muchos nos quejábamos de la visión blandengue y pasiva
que tenían los jóvenes. Ya que con el estómago lleno y una buena vida, no
parecía que existieran motivos para defenderse de nada. Solo tenía valor la
competitividad, la imagen, la apariencia y una postura egoísta e insolidaria
ante los demás, lo que implicaba una aparente aceptación de la victoria del más
fuerte, que… si era listo, también defraudaba a Hacienda, tenía tarjetas para
sus gastos, buenos coches y fines de semana de copas; eran personas
envidiables. Esta descripción, aunque la reflejo en sentido pasado, forma parte
de nuestra actualidad en los sectores, ¿Cómo diría?, ….¿burqueses?, ¿aburguesados?.
Ya sé que esta palabra no es del todo muy actual, pero…puede valer.
Esta visión de la juventud, por otra
parte y al mismo tiempo, se ha modificado, sin que exista necesariamente una contradicción.
En el campo hay maíz para todos…. Los jóvenes, (otros), empezaron a ocupar las
calles, a rodear el Congreso, a vivir en comunas familiares en paro, a
marcharse al extranjero para tener algún trabajo y a pensar, aunque pareciese
increíble, en su jubilación.
Ahora el cambio se lleva por
delante la casposa y corrupta política o al menos lo pretende. Los candidatos
políticos son en su gran mayoría jóvenes y algunos, incluso hablan de la casta
política del 78. (Año en el que se aprobó la actual Constitución).
Yo me pregunto, solo por preguntar,
¿Dónde estamos o estaremos los ciudadanos con más de 55 años, con más de 30
años cotizados, con experiencia y estudios, dentro de 2 o 3 años?.
No se trata de mirarse el ombligo, tampoco
de una nueva o reiterada pelea generacional, sino de un hecho científico. Se
trata de encontrarse pendiente de la reacción y dirección que pueda tener ese
cambio, como si fuésemos alquimistas o químicos, observamos las pompas del bote
de cristal, a la espera de la reacción que se pueda producir. Lo vivido es
claramente vergonzoso en muchos y muchos aspectos, lo que viene ¿Cómo será?. También
nos preguntamos, ¿Entre lo vivido que es rescatable, valorable, útil?.
El próximo año 2016, después de las
elecciones, ¿Qué ocurrirá?. No pensemos que lo que ha ocurrido y lo que ocurre
se acabará a finales de éste año. Más bien, lo que tenga que ocurrir se producirá
a partir de entonces en realidad. Para
enterarnos de verdad de lo que ocurrirá tendrá que pasar un tiempo. Ahora se discute mucho en las
tertulias televisivas y las calles están más tranquilas. A partir del próximo
año 2016 llegará la hora de la verdad en muchas cosas y esa verdad puede ser
muy diferente a lo que imaginamos. Pero…en realidad…¿Los ciudadanos hoy estamos
pensando en esto?. ¿Somos conscientes de ello?. ¿Pensamos y vemos lo que debemos?.
JB