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viernes, 21 de septiembre de 2018

LOS ALGORITMOS

ALGORITMOS.- Análisis que realizo en este controvertido tema en mi nuevo libro de ensayo hoy en curso. Se dice que un algoritmo es un conjunto de instrucciones o reglas que permiten llevar a cabo una actividad sin la generación de dudas para quien deba realizar dicha actividad. Es decir, que el algoritmo establece los pasos a seguir, mediante unas instrucciones o reglas para que el humano que vaya a efectuar una actividad no incurra en errores y por tanto no tenga que afrontar opciones diferentes. El algoritmo indica, en definitiva, lo que hay que hacer para obtener un determinado resultado. No existe uniformidad a la hora de definir lo que es un algoritmo. Si tomamos la información de la página web Definición.De, (Referencias: Autores: Julián Pérez Porto y María Merino. Publicado: 2010. Actualizado:2012.Definicion.de: Definición de algoritmo (https://definicion.de/algoritmo/), se dice que: “Según los expertos en matemática, los algoritmos permiten trabajar a partir de un estado básico o inicial y, tras seguir los pasos propuestos, llegar a una solución. Cabe resaltar que, si bien los algoritmos suelen estar asociados al ámbito matemático (ya que permiten, por citar casos concretos, averiguar el cociente entre un par de dígitos o determinar cuál es el máximo común divisor entre dos cifras pertenecientes al grupo de los enteros), no siempre implican la presencia de números”. …no existe una definición formal y única de algoritmo. El término suele ser señalado como el número fijo de pasos necesarios para transformar información de entrada (un problema) en una salida (su solución). De todas formas, algunos algoritmos carecen de final o no resuelven un problema en particular”. Según Alfredo Correa, (Blanco&Negro. Página web Diario de Cuyo. Artículo Utilidad de los Algoritmos). “Los algoritmos procesan y analizan bases de datos para responder preguntas o resolver problemas y desarrollan herramientas que permiten anticipar lo que va a pasar, de manera automática”. Los algoritmos, insiste Correa, “son medios para lograr un fin, y no un fin en sí mismos. Ofrecen, a quienes sepan utilizarlos inteligentemente, una oportunidad de fidelización única de los clientes, basada en la comprensión de patrones de comportamiento y consumo”. Patricio O´Gorman, comenta que “cada vez que una persona realiza una búsqueda en internet, consulta un producto en cualquier tienda online o realiza una transacción en un portal, deja un "rastro digital+ que va formando una especie de ADN digital del consumidor”. Destaca de nuevo Alfredo Correa, que “recolectar datos, analizarlos, ordenarlos y generar reglas de comportamiento permite a las empresas mejorar sus resultados online, ya sea mejorando las ventas porque infieren lo que su cliente está buscando. Cualquiera puede comprobar que su "rastro digital+ hace impacto en los algoritmos realizando una búsqueda en algún portal o tienda online. Observará cómo operan los algoritmos en sus redes sociales, ofreciéndole el mismo producto o alguna de sus variantes en las próximas horas, posiblemente haciendo seguimiento por email si se encuentra registrado en el sitio de venta online”. En virtud de lo anterior, mediante los algoritmos el ser humano puede ser y de hecho lo es, manipulado, por tanto la utilización de los algoritmos desde el exterior y hacia el cerebro humano, condiciona su comportamiento, lo orienta y lo dirige como si se tratase de una brújula. Los algoritmos, en definitiva, son un medio o sistema ordenado y concreto para utilizar la información en virtud de cómo se utilicen afectan a la vida individual y colectiva de la humanidad. La robótica tiene hoy una relación directa con los algoritmos. Más bien, los robots funcionan mediante algoritmos. La informática es algoritmos y las sociedades avanzadas dependen ya en tal medida de los algoritmos, que sin ellos no tendríamos agua, ni luz, no podríamos ver la televisión, ni hacer la compra, porque los suministros no llegarían a los supermercados o no se podría realizar su venta, no se podría tampoco regular el tráfico y lo que es peor incluso, no podríamos usar la energía de las centrales eléctricas, nucleares o eólicas, empezando porque dicha energía no podría ser obtenida o generada. No nos damos cuenta, pero estamos rodeados de robots que funcionan con algoritmos. En nuestro hogar, en la calle, en la oficina, en las fábricas, en los grandes almacenes, en todas partes, los robots, que funcionan con algoritmos, hacen que nuestra vida pueda considerarse como desarrollada, que sea más cómoda. En otros ámbitos, como la medicina, la ingeniería, la educación, por citar solo algunos, los robots permiten, mediante los algoritmos, realizar actividades que hace muy poco tiempo formaban parte de la ciencia ficción. Detectar enfermedades, definir diagnósticos, establecer tratamientos, ejecutar cirugías, realizar cálculos complejos o detectar el deterioro de materiales, acceder a las bibliotecas, localizar datos, publicaciones o libros, autores, teorías, etc. Esos robots, esos algoritmos, se mueven incluso con nosotros, en los teléfonos móviles, en los Aipad o Tablets, en los relojes de pulsera digitales o binarios. Determinan el lugar donde nos encontramos en cada momento, nuestros gustos o tendencias, incluso nuestras pulsaciones e incluso, en algunos aspectos, como se ha dicho, nuestros deseos y sentimientos. La ciencia ahora ha avanzado mucho y mediante la biotecnología, los científicos han descubierto algo realmente sorprendente y que curiosamente parece pasar desapercibido. Señalan que el funcionamiento interior, el del cerebro humano está basado en algoritmos, que la red de descargas, de problemas y soluciones, son igualmente algoritmos. Es decir, que nuestras sensaciones, la visión, el tacto, el oído, son algoritmos, que nuestros razonamientos y decisiones se obtienen también por algoritmos. Que el ser humano existe en realidad como consecuencia de las continuas soluciones de problemas, orientaciones, tendencias, gustos y por tanto percepciones y decisiones que proporcionan los algoritmos. Somos robots biológicos. Según estos últimos descubrimientos científicos, el hecho de que el ser humano, nuestro comportamiento y por tanto, nuestra existencia, sea consecuencia de algoritmos, lo convierte en un ser matemático, en el que parece entenderse que no existe margen para la libertad individual. Cada individuo es, en definitiva, predecible y manipulable, hasta el extremo de poner en duda la existencia de su alma y de una conciencia espiritual única y transcendente. Por otra parte, aunque puede entenderse contradictorio, sin serlo, cada ser humano, como una máquina matemática, es única e individual, de tal manera que el funcionamiento de los algoritmos, dentro del inmenso e ingente marco de problemas, resultados y orientaciones, que proporcionan conclusiones en cada individuo, son diferentes. No existe un individuo igual a otro. Este hecho, que matemáticamente y biológicamente parece estar acreditado, suprime aún más la libertad de dicho individuo, el cual, no tiene libre albedrio y por tanto no elige ni decide nada, sino que lo que piensa y resuelve es el resultado de sus propios algoritmos. ¿Dónde se encuentran entonces los aspectos religiosos relacionados con la espiritualidad del ser humano?. ¿Dónde se encuentra la verdadera verdad?. Si el ser humano es el resultado de un conjunto de algoritmos, cuando deja de tener energía, cuando por vejez, enfermedad o un accidente, su cuerpo material deja de funcionar, solo dispone de su propia materialidad y su alma, lo que llamamos alma, que al parecer nunca habrá existido como tal, al haber existido mediante un sistema de algoritmos, no existirá tampoco tras la muerte. Entonces, lo espiritual y lo intangible parece que forma parte de la imaginación humana y no deja por tanto de ser la conclusión o el resultado de otros algoritmos. No puede ser, me cuesta creerlo. Tendremos que reflexionar sobre ello. Jesús Benítez

lunes, 4 de junio de 2018

PRÓLOGO DE MI NUEVA OBRA LEXICÓN, POR AURELIO DE PRADA

PRÓLOGO Como ya he señalado en otras ocasiones, Jesús Benítez está inmerso en un vertiginoso proceso creativo que comenzó en 2005 con la publicación de su primera novela, titulada premonitoriamente Vértigo. El encuentro de una vida, y que llega hasta hoy mismo con la publicación del libro que el lector tiene en las manos: Lexicón. Las crisis de valores en Occidente la filosofía y la literatura. ¿Qué ocurre? Un fascinante proceso creativo que, para satisfacción de sus lectores, no tiene visos de detenerse y que se ha plasmado, hasta hoy, en la publicación de seis novelas, un libro de relatos y otro de poemas, así como en la considerable y valiosa obra pictórica que Jesús Benítez ha realizado en ese tiempo. Dibujos y pinturas plenamente coherentes, por lo demás, con su actividad literaria, como lo demuestra el hecho de que las portadas de sus últimos libros estén ilustradas por él mismo. También he señalado en otro momento que ese vertiginoso y fascinante proceso creativo tiene puntos de inflexión. Por ejemplo y sin ir más lejos, el que acaba de ponerse de relieve: la asunción por parte de Jesús Benítez de las ilustraciones de su obra, como si su capacidad creativa o sus ansias de comunicación o su necesidad de publicar se extendieran a todos los campos posibles, no dejando lugar a colaboración alguna. Pues bien, en este su último libro Lexicón, Las crisis de valores en Occidente. La filosofía y la literatura. ¿Qué ocurre?, volvemos a encontrarnos con otro punto de inflexión en la obra de Jesús Benítez y es que, por primera vez en toda su producción, incluye una pregunta, «¿Qué ocurre?», en el título del libro que publica. Una pregunta dirigida, por cierto, a un interlocutor muy determinado: a nosotros, sus devotos lectores a los que, literalmente, define como « los ciudadanos de un país como España, en el que puedes salir por la calle sin ir armado, tomar una caña en un bar, estudiar en una Universidad, hacer viajes en el AVE o bañarte tranquilo en una playa». Unos ciudadanos a los que, por lo demás, considera, de nuevo literalmente, no muy conscientes «de lo que ocurre en el mundo, de lo que nos estaríamos jugando». Ahora bien, esa pregunta, ese «¿Qué ocurre?», no se plantea sin más ni más, no se deja caer así como así y es que, como se sigue de toda su producción anterior y, quizás, también de su condición de jurista en ejercicio, Jesús Benítez es un autor que no deja cabo suelto. Y en efecto, antes de nada, nos aclara el contexto en el que la pregunta surge, el «contexto de descubrimiento», si se quiere y por decirlo en términos técnicos. Algo que se especifica en el primer capítulo del libro donde se señala cómo la pregunta surgió espontáneamente a partir de conversaciones con diferentes personas. Ciertamente esa elucidación de cómo surgió la pregunta, del contexto de descubrimiento, no resulta suficiente para nuestro meticuloso autor quien también nos aclara el que bien podríamos denominar «contexto de justificación»: por qué surge esa pregunta precisamente aquí y ahora en un momento de crisis –en plural– de valores en Occidente. Una aclaración que le lleva a una doble e ingente tarea. Ante todo, le obliga a precisar qué se entiende por «crisis», por «valores» y por «Occidente»; cuestiones más que peliagudas a las que dedica todo el segundo capítulo del libro. A continuación, en los capítulos restantes del texto, realiza un recorrido histórico que ciertamente le permite explicitar cumplidamente el contexto de la pregunta. Un recorrido que le lleva nada menos que al Paleolítico, a cuando «éramos» nómadas y desde ahí a toda una exposición –centrada sobre todo en la filosofía y en la literatura– de la evolución de la civilización occidental desde la antigua Grecia hasta nuestros días. A todo esto surge espontáneamente, y nunca mejor dicho, la pregunta de si ese «¿Qué ocurre?» que Jesús Benítez tan concienzudamente nos plantea tiene respuesta por su parte, o si deja que cada uno de nosotros, cada uno de sus lectores, formule su propia respuesta. Dicho en otros términos, surge la cuestión de si acaba o no contestando esa pregunta a cuya justificación y formulación ha dedicado tan ímprobo esfuerzo y ello bien sea en el epílogo del texto, en las «frases del presente» y los aforismos que lo cierran o en alguna otra parte de ésta su última publicación. Desde luego aquí no podemos sino remitirnos a los deberes del prologuista y, en concreto, al primero de ellos que, como es bien sabido, reza que de lo que se trata es de incitar a la lectura del texto prologado, no de suplantarla. Ahora bien, creemos que no incumplimos ese primer deber si anticipamos que efectivamente esa pregunta «¿Qué ocurre?» tiene más que cumplida respuesta por parte de Jesús Benítez. Más aún, creemos que seguimos sin contravenir ese primer precepto si asimismo adelantamos que, como era de esperar, la respuesta se dirige directamente a nosotros, a sus lectores, a los ciudadanos españoles definidos en los términos que vimos más arriba. Todavía más, creemos que seguimos sin infringir ese mandamiento si anticipamos que la respuesta no sólo se dirige a nosotros sino que nos afecta directamente; que puede, incluso, incomodar como es el caso de quien suscribe aunque no por ello deje de reconocer que Jesús Benítez tiene su parte de razón. Pero ya va siendo hora de que el lector conozca de primera mano el rigor y la meticulosidad con las que se nos plantea ese «¿Qué ocurre?». Ya va siendo hora de que compruebe por sí mismo la respuesta que Jesús Benítez da a esa pregunta; una respuesta que, como también se verá, no excluye, ciertamente, la del lector sino todo lo contrario. Aurelio de Prada, Profesor Titular de Filosofía del Derecho, URJC.

SINÓPSIS DE MI NUEVO LIBRO LEXICÓN

SINOPSIS LEXICÓN, Las crisis de valores en Occidente, la filosofía y la literatura. ¿Qué ocurre? Jesús Benítez Benítez nos presenta en esta ocasión su obra de ensayo LEXICÓN, en la que, como su propio título indica, se ha realizado un intenso proceso de investigación para dar respuesta a las preguntas frecuentes que hoy escuchamos sobre la existencia de una «crisis de valores». Realiza para ello un recorrido en el tiempo, tanto conceptual como histórico, llegando al enciclopedismo en algunos momentos, para desgranar, paso a paso, las crisis de valores que se han producido durante la existencia de la humanidad en el mundo y muy especialmente en Occidente, sobre sus motivos y consecuencias, desde el Homo sapiens primitivo hasta hoy, alcanzando a los tiempos actuales. Durante ese largo viaje, cita y se encuentra a filósofos, historiadores, escritores, científicos y creadores de diferente tipo y condición, y comenta cómo las crisis de valores se han presentado mediante la palabra y cómo han avanzado, sin espacios vacíos, hacia el futuro. La escritura siempre ha sido un espejo del ser humano. Con esta obra descubriremos no sólo nuestra propia historia, con sus guerras, religiones y descubrimientos, sino que «la crisis de valores actual» no sólo era algo previsible y nada excepcional, sino que requiere, una vez más, el esfuerzo de la imaginación, de la razón y de otras formas de trascendencia espiritual para tener éxito sobre ella. Jesús Benítez se pregunta ¿Qué ocurre? e intenta dar varias respuestas, descubriendo que dicho interrogante se encuentra en la capacidad de reflexión de la humanidad. Se trata de una gran aventura que hay que disfrutar con tiempo y meditación. Un Lexicón de extraordinarias sorpresas.

PRESENTACION DEL NUEVO LIBRO LEXICÓN, LAS CRISIS DE VALORES EN OCCIDENTE, LA FILOSOFÍA Y LA LITERATURA, ¿QUE OCURRE?

EL PRÓXIMO DÍA 7 DE JUNIO DE 2018, A LAS 19,30 HORAS SE REALIZARÁ LA PRESENTACIÓN DE MI NUEVO LIBRO "LEXICÓN" EN EL CENTRO DE LA RIOJA DE MADRID, SITUADO EN LA CALLE SERRANO Nº 25.

viernes, 26 de enero de 2018

ENTREVISTA EN BUSCA DE LA FELICIAS PROGRAMA SE BUSCAN LOCOS POR LA CORDURA

ENTREVISTA EN BUSCA DE LA FELICIAS PROGRAMA SE BUSCAN LOCOS POR LA CORDURA https://youtu.be/1IZwaNrb5WI

LA GUERRA DE SIRIA Y EL IMPACTO DE LA INMIGRACIÓN.-

LA GUERRA DE SIRIA Y EL IMPACTO DE LA INMIGRACIÓN.- Alcanzado éste momento histórico, debemos de comentar también con más detalle el conflicto bélico en Siria, ya que además de estar provocando un número de muertes muy elevado, se ha convertido en un acontecimiento global que está modificando los valores en Occidente y de modo muy especial en Europa. Analizando el origen del conflicto, los especialistas señalan que éste ha tenido como base la corrupción, la política, la pobreza, la violación de derechos humanos y la desigualdad. La investigadora y responsable de Incidencia Política de Acción Humanitaria, en la organización Oxfam Intermón, Paula San Pedro, comentaba en el año 2017, que el conflicto sirio ya ha provocado 220.000 muertos, 11 millones de desplazados, 3,9 millones de refugiados y 12,2 millones de personas que dependen de la ayuda humanitaria para vivir y que tiene sus orígenes en las causas antes indicadas. Destaca que -de hecho esta crisis se inició con las primaveras árabes en 2011. Movimientos sociales, grupos espontáneos de personas, organizaciones que empezaron a movilizarse y reclamar sus derechos que consideraban menoscabados. Unos “muchos” que pedían a unos “pocos” un sistema más igualitario. Lejos de conseguir su fin, estas primeras demandas de justicia prendieron mella cuando fueron acalladas violentamente por el gobierno sirio-. No cabe duda de que la Guerra de Siria puede ser clasificada como una de las mayores catástrofes que se han producido y que se están produciendo en el mundo en el tiempo reciente. Paula San Pedro, al comentar el desarrollo de la guerra en Siria añade: “Pero la injusticia y la desigualdad, que fueron las semillas de este conflicto, no han dejado de estar presentes hasta hoy. Mientras que las distintas partes beligerantes se arman, combaten y bombardean, la población civil vive atemorizada y trata de sobrevivir. Los niños de cuatro años sólo conocen la guerra, 1,6 millones ya no pueden ir al colegio y sólo en el primer semestre de 2014 se cometieron 1.200 violaciones graves contra menores. Las mujeres no pueden dar a luz en hospitales porque las infraestructuras sanitarias han sido atacadas o porque directamente el personal ha sido asesinado. La gente no puede ganarse la vida porque no hay empleos a los que acudir, las tiendas se han cerrado y los mercados se han desmantelado. La única opción para resistir en este drama humano es tratar de buscar protección y alimento. Pero incluso estos requisitos mínimos son difíciles de conseguir. En 2015 se baten records. Ya son 4,8 millones de personas las que tienen un acceso muy limitado a la ayuda humanitaria y 220.000 personas las que viven sitiadas”. Es impresionante. Hay una cuestión importante que añadir, fruto de la desvergüenza y de la hipocresía ante un caso tan terrible. Nos referimos al comportamiento occidental. Efectivamente, como ejemplo, podemos indicar que, mientras el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha venido aprobando resoluciones para mejorar el acceso humanitario a la población afectada por la guerra, los países representados en dicho Consejo de Seguridad son los que envían armas a las distintas partes en conflicto, de tal manera que el 90% de dichas armas, son por tanto manufacturadas por los miembros del mismo, especialmente por Rusia y Estados Unidos de América. Se trata de un gran negocio. El 15 de marzo de 2016, la redacción de la BBC ya decía que eran 250.000 los sirios que habían muerto en la guerra, pudiéndose apreciar su incremento en poco tiempo. El enfrentamiento se describía de la siguiente manera: “A lo largo de los últimos cinco años, más de 250.000 sirios han perdido la vida en el conflicto entre el presidente Bashar al Asad y las fuerzas opositoras. La cruenta guerra ha destruido barrios enteros y más de 11 millones de personas están desplazadas”. Es evidente que la guerra en la actualidad ya tiene una dimensión internacional. Por una parte, Rusia realiza bombardeos y por otra, la coalición que se ha formado por los Estados Unidos de América contra el Estado Islámico, hace lo mismo. Entre tanto, la ONU intenta favorecer que se mantenga el diálogo entre Al Asad y las fuerzas de la oposición, con el fin de poder alcanzar un acuerdo para solucionar el conflicto. Tal y como hemos señalado, el origen de esta situación se encuentra en las protestas que hubo en el mes de marzo del año 2011 en la ciudad de Deraa, por las que tras el arresto y la tortura de unos jóvenes, el levantamiento se incrementó. El comportamiento de Al Asad tuvo mucho que desear y lo sigue teniendo, a pesar de ello, mantiene el apoyo internacional. Las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes y mataron a varios de ellos; las protestas aumentaron en ese momento a nivel nacional y el gobierno utilizó a los militares para intentar arrasar a la disidencia, lo que sirvió para tensionar aún más las cosas. En el mes de julio de ese año, ya eran cientos de miles de personas que se movilizaban por las calles de diversas ciudades del país. Ante la violenta reacción gubernamental, la oposición acabó tomando las armas. En un principio, dicha reacción fue para defenderse y después para conseguir la expulsión de las fuerzas estatales de seguridad. Durante los años 2012 y 2013, el conflicto ha ido incrementando su agresividad. Así en el año 2012, los enfrentamientos llegaron a la misma capital de Damasco y también a la ciudad de Alepo. En el mes de julio de 2013, desde las Naciones Unidas, ya se hablaba de 90.000 muertos y en el año 2014, se incrementó hasta 191.000. A finales del año 2017 la cifra de muertos rondaba los 250.000. En el tiempo transcurrido, la guerra ha pasado a tener un aspecto diferente, de tal manera que, ahora se enfrentan la mayoría sunita contra el sector chiita que apoya al presidente Al Asad; ha adquirido un tono medievalista y sectario, interviniendo en ella los países colindantes y, como se ha dicho, las potencias internacionales. A ello hay que añadir, que la participación de los grupos yihadistas, formados por miembros del autodenominado Estado Islámico, ha cambiado y por tanto internacionalizado aún más la confrontación. En ésta guerra, la ONU ha insistido en varias ocasiones en la vulneración permanente de los derechos humanos por ambos bandos y en el problema de que los civiles se han convertido en blancos de las batallas. Una vez más, la intervención de la ONU no ha tenido éxito y lejos de plantearse soluciones, la gravedad de los crímenes de guerra se mantiene y tanto Rusia como Estados Unidos de América, siguen participando haciendo caso omiso a todo ello. Se ha comprobado que por parte del gobierno de Al Asad, se ha hecho uso de armas químicas, el gas mostaza y el sarín, como en el caso ocurrido en el mes de agosto del año 2013, en el que cohetes cargados con gas sarín se dispararon en los suburbios de Damasco y murieron entre 300 y 1430 personas, según quien responda a la consulta. A pesar de ello, Al Asad sigue contando con el apoyo internacional. El Líbano, Jordania y Turquía, con motivo del desplazamiento de personas que huyen de Siria, han tenido que afrontar el problema migratorio más importante que se ha producido en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial, en el que más de 11 millones de ciudadanos sirios, la mayoría mujeres y niños, se han desplazado para intentar salvar la vida. Por los datos disponibles, unos 7,6 millones de personas han abandonado sus casas sin llegar a salir del país y 4,8 millones han sobrepasado las fronteras de Siria. La Unión Europea, lejos de tener en cuenta la experiencia vivida en la Segunda Guerra Mundial y en contra de los principios y valores que se han venido defendiendo tras los desastres del siglo XX, ante la llegada de miles de refugiados a Grecia e Italia, además de a España, de modo mediático, acordó aceptar en sus territorios un reducidos número de inmigrantes y alcanzó un acuerdo con Turquía para que sirviera de freno, con grandes aportaciones económicas, para que las personas huidas de la guerra permanecieran en campos de refugiados en dicho país y no siguieran trasladándose a Europa. Este hecho, es uno de los que se podrían calificar como menos solidarios en Occidente durante los dos últimos siglos. Estados Unidos de América y algunos países Latinoamericanos, también se comprometieron a admitir un reducido número de casos de asilo, pero la hipocresía de tales medidas, su mínima trascendencia práctica y su incumplimiento real, mantienen a millones de personas en una situación desesperada. Hemos hecho mención en varias ocasiones, al surgimiento del llamado Estado Islámico. Es importante destacar que, la evolución de la guerra ha provocado que muchos de los combatientes moderados hayan sido sobrepasados por los islamistas y yihadistas, caracterizados por la brutalidad de sus medios y ahora, combaten los rebeldes contra los yihadistas de Al Qaeda, afiliados a Nusra, que rechaza sus tácticas; también contra los kurdos y las fuerzas del gobierno. Los intentos internacionales para alcanzar la paz han sido infructuosos hasta ahora y lo que empezó como otro caso de la llamada Primavera Árabe contra un líder totalitario, se ha transformado en una guerra por el poder a la que se han añadido las distintas potencias de la región y del mundo. Rusia e Irán han apoyado al gobierno de Al Asad e incrementan paulatinamente su ayuda militar. La milicia islamista libanesa de Hezbolá y grupos yihadistas relacionados con Al Qaeda, también actúan en la guerra dando apoyo a las partes enfrentadas y contribuyendo al sectarismo. Los rebeldes de la oposición, principalmente sunitas, están teniendo el apoyo de Turquía, Arabia Saudita, Qatar y de otros estados árabes, así como de los Estados Unidos de América, de Francia y del gobierno Británico, pero la aparición de los islamistas más tradicionalistas y de los yihadistas de todas las partes del mundo, ha llevado a que el apoyo internacional y regional a la oposición contra Al Asad se haya reducido. Entre tanto, de modo contradictorio y extraoficial se dice que los yihadistas obtienen frecuentes apoyos económicos por parte de algunos sectores de Arabia Saudita, quien, como se ve, oficialmente mantiene una posición enfrentada contra los mismos, pero los intereses petrolíferos y de otro orden, parecen hacer que los países occidentales hagan oídos sordos a estos supuestos. La guerra continúa y aunque ha habido algún cese del fuego, (poco respetado), no existen al día de hoy esperanzas de que todo esto se acabe. Los movimientos migratorios, a la vez, están provocando el nacimiento en Europa y en el resto de Occidente de partidos de derechas populistas y racistas, por lo que la crisis migratoria a la que hemos hecho mención, sufre una tragedia añadida con tintes xenófobos, que esta cambiando el funcionamiento del mundo con carácter global. Tal y como comenta Giorgio Trucchi, corresponsal de la Rel-UITA, en Centroamérica y colaborador de Alba Sud, “Ya se agotaron las palabras para describir la tragedia de miles de familias que, a diario, desde el maltratado, conquistado, empobrecido y olvidado sur del mundo emprenden el arriesgado viaje de la esperanza hacia el norte”…”Una Unión Europea levanta vallas de alambre de púas, muros físicos y mentales, asistiendo inmóvil al resurgir desde sus entrañas de una derecha populista, racista y xenófoba, que hace de la migración una palanca para sacudir los miedos más recónditos de las poblaciones”. Entendemos que las palabras de Trucchi, son una definición clara y concisa de lo que pasa en Occidente y de la postura que se ha adoptado y se está adoptando de cara al futuro, lo que ofrece una sincera preocupación. Según los datos proporcionados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, (ACNUR), el 40% de los refugiados son menores de edad y el 25%, son mujeres, y todos ellos siguen intentando cruzar el Mar Mediterráneo hacia Grecia, Italia o España, para luego dirigirse hacia el norte de Europa. Tal y como recientemente informó Pietro Ruffolo, Coordinador para las políticas europeas de la Federación de Trabajadores de Agroindustria, FLAI: “Hay un éxodo masivo de personas que huyen de la guerra y la pobreza, y los países de la Unión Europea han sido incapaces de tomar decisiones y coordinar acciones conjuntas, asegurando un justo equilibrio entre el deber moral de brindar hospitalidad y el deber político de garantizar la seguridad de los ciudadanos…Se levantan barreras y vallas como en las fronteras entre Hungría y Serbia, Turquía y Grecia, Macedonia, Bulgaria, Austria, España, Eslovenia y Marruecos. Y el Reino Unido está costeando la construcción de un muro en las afueras de Calais, en territorio francés, para que los migrantes no crucen el Eurotúnel, bajo el Canal de la Mancha. A estos comentarios hay que añadir la particularidad de que estos países se han limitado a admitir, como se ha dicho, un número reducido de refugiados, excluyendo a miles de personas que simplemente están huyendo de la pobreza buscando un futuro para sobrevivir. También Ruffolo, destaca la trascendencia que tiene la aparición y crecimiento de “La nueva derecha europea, (a la que hay que añadir la del presidente estadounidense Trump), profundamente xenófoba y racista, que juega con los miedos más arraigados de la población y alimenta un fuerte populismo anti-inmigrante”. El avance de la derecha populista se esta produciendo en Alemania, en Finlandia, en Dinamarca, en Suecia, en Noruega, en Austria y en Francia, entre otros países, dentro del seno de Europa, cuestión que debería de preocuparnos. Parece haberse olvidado por completo la historia que debería enseñarnos a prever transformaciones sociales peligrosas de cara a nuestro próximo futuro. Es destacable citar los comentarios realizados por Javier de Lucas, Profesor de Filosofía del Derecho y Filosofía Política, que trabaja desde el año 2004 en el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia, respecto a lo que denomina la situación de guerra contra los inmigrantes de la Unión Europea. Dice que: “El objetivo principal es analizar, a la luz de las políticas migratorias y de asilo, el fracaso de la Unión Europea como proyecto político: el proyecto de un espacio común de libertad, seguridad y justicia, presidido por la noción de Derechos Humanos. De hecho, frente al deseo y al proyecto de trazar una política común, a lo que estamos asistiendo sobre todo en los últimos diez años es a una renacionalización de las políticas migratorias. El pretexto es que las migraciones tocan el ámbito de la soberanía de los estados, lo cual es cierto, pero se supone que la UE era un proyecto político que buscaba precisamente superar la lógica de acción propia de los Estados-nación. Respecto al grado de compromiso y a la carga de los países que soportan la inmigración, comenta que: El 85% de los refugiados sirios son acogidos por cuatro países limítrofes al conflicto: Líbano, Jordania, Irak y Turquía (esta última acoge a dos millones de personas). La situación de emergencia la viven estos países. La UE se ha propuesto acoger sólo a 160.000 personas”….”Si la UE es algo más que un proyecto de mercado para establecer beneficios comunes, si también es un proyecto político presidido por la noción de Estado de Derecho, hay que decir alto y claro que lo primero que ha naufragado en esta crisis son precisamente los derechos humanos, no ya sólo los derechos humanos de “los otros”, sino la cultura jurídica del respeto a los derechos humanos (y la arquitectura institucional que los garantiza)”. Para Javier de Lucas, en Europa, (siendo extensible al resto de Occidente), vivimos un permanente estado de excepción contra la inmigración. Quizás estos hechos, su trascendencia mundial y su repercusión en el debate moral y por tanto respecto a los valores occidentales, sean el mayor ejemplo de la que hoy se llama crisis de valores, que en su proceso de transformación se está viendo distorsionada a niveles de gran repercusión, afectando a pilares básicos que hasta la actualidad y desde la tan citada Segunda Guerra Mundial, habían representado la construcción de ideas y de convicciones que se consideraban fundamentales e incluso, nos atreveríamos a decir, inalienables; pero ésta transformación de la que hablamos, tiene un destino incierto, por lo que parece lógico, bajo un punto de vista intelectual, moral y ético, que provoque una posición profundamente crítica y muy especialmente, la adopción de actuaciones de defensa, que permitan en el tiempo que la autodestrucción no nos lleve de nuevo hacia el precipicio de la intolerancia y la injusticia, ya que sabemos bien, vistos los hechos vividos con el nazismo, por ejemplo, que el resultado nunca va a ser positivo y existen múltiples razones para que los tres conceptos que regulan el mundo en la actualidad, que son la economía, la globalización y la seguridad, no nos dominen hasta tal extremo, que los avances sociales alcanzados se pierdan en un retorno insoportable, poniendo en peligro las nuevas generaciones. Jesús Benítez.- Ensayo.- La Crisis de Valores de Occidente.