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viernes, 21 de septiembre de 2018

LOS ALGORITMOS

ALGORITMOS.- Análisis que realizo en este controvertido tema en mi nuevo libro de ensayo hoy en curso. Se dice que un algoritmo es un conjunto de instrucciones o reglas que permiten llevar a cabo una actividad sin la generación de dudas para quien deba realizar dicha actividad. Es decir, que el algoritmo establece los pasos a seguir, mediante unas instrucciones o reglas para que el humano que vaya a efectuar una actividad no incurra en errores y por tanto no tenga que afrontar opciones diferentes. El algoritmo indica, en definitiva, lo que hay que hacer para obtener un determinado resultado. No existe uniformidad a la hora de definir lo que es un algoritmo. Si tomamos la información de la página web Definición.De, (Referencias: Autores: Julián Pérez Porto y María Merino. Publicado: 2010. Actualizado:2012.Definicion.de: Definición de algoritmo (https://definicion.de/algoritmo/), se dice que: “Según los expertos en matemática, los algoritmos permiten trabajar a partir de un estado básico o inicial y, tras seguir los pasos propuestos, llegar a una solución. Cabe resaltar que, si bien los algoritmos suelen estar asociados al ámbito matemático (ya que permiten, por citar casos concretos, averiguar el cociente entre un par de dígitos o determinar cuál es el máximo común divisor entre dos cifras pertenecientes al grupo de los enteros), no siempre implican la presencia de números”. …no existe una definición formal y única de algoritmo. El término suele ser señalado como el número fijo de pasos necesarios para transformar información de entrada (un problema) en una salida (su solución). De todas formas, algunos algoritmos carecen de final o no resuelven un problema en particular”. Según Alfredo Correa, (Blanco&Negro. Página web Diario de Cuyo. Artículo Utilidad de los Algoritmos). “Los algoritmos procesan y analizan bases de datos para responder preguntas o resolver problemas y desarrollan herramientas que permiten anticipar lo que va a pasar, de manera automática”. Los algoritmos, insiste Correa, “son medios para lograr un fin, y no un fin en sí mismos. Ofrecen, a quienes sepan utilizarlos inteligentemente, una oportunidad de fidelización única de los clientes, basada en la comprensión de patrones de comportamiento y consumo”. Patricio O´Gorman, comenta que “cada vez que una persona realiza una búsqueda en internet, consulta un producto en cualquier tienda online o realiza una transacción en un portal, deja un "rastro digital+ que va formando una especie de ADN digital del consumidor”. Destaca de nuevo Alfredo Correa, que “recolectar datos, analizarlos, ordenarlos y generar reglas de comportamiento permite a las empresas mejorar sus resultados online, ya sea mejorando las ventas porque infieren lo que su cliente está buscando. Cualquiera puede comprobar que su "rastro digital+ hace impacto en los algoritmos realizando una búsqueda en algún portal o tienda online. Observará cómo operan los algoritmos en sus redes sociales, ofreciéndole el mismo producto o alguna de sus variantes en las próximas horas, posiblemente haciendo seguimiento por email si se encuentra registrado en el sitio de venta online”. En virtud de lo anterior, mediante los algoritmos el ser humano puede ser y de hecho lo es, manipulado, por tanto la utilización de los algoritmos desde el exterior y hacia el cerebro humano, condiciona su comportamiento, lo orienta y lo dirige como si se tratase de una brújula. Los algoritmos, en definitiva, son un medio o sistema ordenado y concreto para utilizar la información en virtud de cómo se utilicen afectan a la vida individual y colectiva de la humanidad. La robótica tiene hoy una relación directa con los algoritmos. Más bien, los robots funcionan mediante algoritmos. La informática es algoritmos y las sociedades avanzadas dependen ya en tal medida de los algoritmos, que sin ellos no tendríamos agua, ni luz, no podríamos ver la televisión, ni hacer la compra, porque los suministros no llegarían a los supermercados o no se podría realizar su venta, no se podría tampoco regular el tráfico y lo que es peor incluso, no podríamos usar la energía de las centrales eléctricas, nucleares o eólicas, empezando porque dicha energía no podría ser obtenida o generada. No nos damos cuenta, pero estamos rodeados de robots que funcionan con algoritmos. En nuestro hogar, en la calle, en la oficina, en las fábricas, en los grandes almacenes, en todas partes, los robots, que funcionan con algoritmos, hacen que nuestra vida pueda considerarse como desarrollada, que sea más cómoda. En otros ámbitos, como la medicina, la ingeniería, la educación, por citar solo algunos, los robots permiten, mediante los algoritmos, realizar actividades que hace muy poco tiempo formaban parte de la ciencia ficción. Detectar enfermedades, definir diagnósticos, establecer tratamientos, ejecutar cirugías, realizar cálculos complejos o detectar el deterioro de materiales, acceder a las bibliotecas, localizar datos, publicaciones o libros, autores, teorías, etc. Esos robots, esos algoritmos, se mueven incluso con nosotros, en los teléfonos móviles, en los Aipad o Tablets, en los relojes de pulsera digitales o binarios. Determinan el lugar donde nos encontramos en cada momento, nuestros gustos o tendencias, incluso nuestras pulsaciones e incluso, en algunos aspectos, como se ha dicho, nuestros deseos y sentimientos. La ciencia ahora ha avanzado mucho y mediante la biotecnología, los científicos han descubierto algo realmente sorprendente y que curiosamente parece pasar desapercibido. Señalan que el funcionamiento interior, el del cerebro humano está basado en algoritmos, que la red de descargas, de problemas y soluciones, son igualmente algoritmos. Es decir, que nuestras sensaciones, la visión, el tacto, el oído, son algoritmos, que nuestros razonamientos y decisiones se obtienen también por algoritmos. Que el ser humano existe en realidad como consecuencia de las continuas soluciones de problemas, orientaciones, tendencias, gustos y por tanto percepciones y decisiones que proporcionan los algoritmos. Somos robots biológicos. Según estos últimos descubrimientos científicos, el hecho de que el ser humano, nuestro comportamiento y por tanto, nuestra existencia, sea consecuencia de algoritmos, lo convierte en un ser matemático, en el que parece entenderse que no existe margen para la libertad individual. Cada individuo es, en definitiva, predecible y manipulable, hasta el extremo de poner en duda la existencia de su alma y de una conciencia espiritual única y transcendente. Por otra parte, aunque puede entenderse contradictorio, sin serlo, cada ser humano, como una máquina matemática, es única e individual, de tal manera que el funcionamiento de los algoritmos, dentro del inmenso e ingente marco de problemas, resultados y orientaciones, que proporcionan conclusiones en cada individuo, son diferentes. No existe un individuo igual a otro. Este hecho, que matemáticamente y biológicamente parece estar acreditado, suprime aún más la libertad de dicho individuo, el cual, no tiene libre albedrio y por tanto no elige ni decide nada, sino que lo que piensa y resuelve es el resultado de sus propios algoritmos. ¿Dónde se encuentran entonces los aspectos religiosos relacionados con la espiritualidad del ser humano?. ¿Dónde se encuentra la verdadera verdad?. Si el ser humano es el resultado de un conjunto de algoritmos, cuando deja de tener energía, cuando por vejez, enfermedad o un accidente, su cuerpo material deja de funcionar, solo dispone de su propia materialidad y su alma, lo que llamamos alma, que al parecer nunca habrá existido como tal, al haber existido mediante un sistema de algoritmos, no existirá tampoco tras la muerte. Entonces, lo espiritual y lo intangible parece que forma parte de la imaginación humana y no deja por tanto de ser la conclusión o el resultado de otros algoritmos. No puede ser, me cuesta creerlo. Tendremos que reflexionar sobre ello. Jesús Benítez