MIERDA

En el rincón simplón de mi habitación he sentido la angustia de un desafortunado renglón de mi vida. Estuve cantando y bailando sobre las palabras pero... nunca sabrás lo que ha ocurrido, si mi mente se ha elevado, si ha bajado, si se ha abierto la ventana para que un golpe de viento deje pasar el tiempo. En el rincón he vivido y madurado. Allí sentado he visto pasar los cristales de mis lágrimas, muerto junto a las ánimas de un camino que no tiene destino. ¡Cuanto he sufrido y cuanto he reído!. Ya todo es recuerdo y mi alma vieja esta en silencio, espera la llegada del tren para marcharse y no volver más. No sé hacia donde ir, pero en este rincón tan simplón de mi habitación, todo me estremece. Cuando la espera se acabe, el tiempo seguirá hasta un infinito incompresible y, yo, ese yo que no encuentro, se subirá a ese tren y dirá adiós a las almas vacías, que no me regalaron nada jamas. Veré alejarse a la estación del silencio y diré, en realidad, mi primera palabra: ¡Mierda!. Todo habrá pasado y nada más. Jesús Benítez