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lunes, 8 de septiembre de 2014

OTRA ENTREVISTA CON EL LOCO MÁS CUERDO DEL MUNDO.- CUARTA VISITA.





Otra entrevista con el loco más cuerdo del mundo.
Cuarta visita.- 9 de Septiembre de 2014.

Durante los días pasados he realizado muchas gestiones para intentar obtener más información sobre el Sr. González. Entre todos los trámites que he realizado, el más fructífero ha sido un encuentro que mantuve con el Jefe de Policía. Gracias ello, he dispuesto de autorización para acceder a la vivienda de este personaje tan peculiar. Después de la detención, cuando fue sorprendido orinando sobre la mesa presidencial en el Palacio de la Moncloa, las investigaciones policiales incluyeron en su actividad la localización y el registro de su domicilio. Cuando mantuve la conversación con el Jefe de Policía, me comentó que habían obtenido la orden judicial para llevar a cabo el precinto de la vivienda y me invitó a acudir con ellos cuando realizasen la diligencia.
Así fue. Desde la Comisaría llegamos la dotación policial y yo en un Z hasta la calle Serrano y paramos ante un bonito edificio próximo a la calle Goya. Ascendimos hasta el tercer piso por un portal y unas escaleras de mármol muy bien cuidadas. Previamente la policía interviniente hablo con el portero de la finca y le enseño la orden judicial; como consecuencia, no sin cierto recelo, nos acompañó hasta la puerta y tras abrirnos, penetramos en la vivienda. Creo que esa nueva entrada, después del registro que se había hecho, no era del todo oficial.
La casa era enorme y luminosa. Estaba todo bastante desordenado después del registro. Lo que más me llamó la atención fue la biblioteca, que ascendía desde el suelo hasta el techo en tres de las cuatro paredes de una sala solo presidida por una mesa clásica, un gran sillón de cuero muy viejo y una lámpara de araña de cristal.
Examine los libros y encontré varias publicaciones del Sr. González escritas en distintos idiomas; había relatos, poesías, ensayos, incluso algunas novelas. También artículos en revistas. Ninguna de ellas me era conocida. En un descuido me apropié de uno de los libros titulado Deseo, El Proyecto Eclipse, el cual he leído después con profusión en dos días. Es una novela que navega entre la realidad y la ficción, cuya temática se mueve en la crisis económica actual. Es reflexiva, consecuente en los planteamientos y básicamente optimista, quizá por esa razón el Sr. González optase por titularla Deseo. En ella se aportan datos significativos sobre las causas de la crisis.  Su edición es reciente. A pesar de todo, como digo, desconocía que el Sr. González publicase obras de este tipo y no es tampoco conocido por ello. Había una profusión de obras literarias iberoamericanas. Por ejemplo, de la novela de Julio Cortazar, titulada Rayuela, había ocho ediciones distintas. También encontré otra obra significativa titulada Las Venas Abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, de la que había cuatro ediciones. Eso ocurría en varias obras de diferentes autores.
En una habitación contigua a la biblioteca, era tal el número de recortes de periódicos, folios con anotaciones y textos sobre temas diversos, que resultaba difícil caminar por ella. Los montones se encontraban debidamente colocados por bloques. Cada uno de ellos estaba referido a un asunto. Examinando su contenido comprobé que en gran parte de aquella documentación se incorporaban datos estadísticos sobre beneficios bancarios de Cajas de Ahorro y entidades financieras,  resoluciones del FMI, del BCE y previsiones de algunas Agencias de Calificación entre el año 2006 y el año 2013. También había información sobre Empresas Farmacéuticas y armamentísticas. Cuando me encontraba inmerso en dicho examen, uno de los policías me llamo la atención y me hizo salir de allí. Desconozco lo que estuvo haciendo entre tanto la dotación policial.
La última vez que hablé con el Jefe de Policía le pregunte si había o no alguna previsión sobre la puesta en libertad del Sr. González y simplemente me contesto que el asunto se encontraba en manos del Juzgado. No se había llevado a cabo el ingreso en prisión ante el mal estado psiquiátrico del detenido y el tiempo de su permanencia en el centro donde estaba ingresado era indeterminado, ya que su situación, al parecer, no aconsejaba su puesta en libertad. Esa decisión, me indicó, podía generar alarma social y había razones para pensar que pudiese huir de España.
No comprendí muy bien estas últimas palabras. Una persona tan afectada psicológicamente, ¿Podía en realidad preparar un plan de huida en tales condiciones?. No obtuve respuesta. ¿Tenían tanta trascendencia los hechos que habían motivado su detención?. Tampoco la obtuve.
Comento esto para contextualizar las condiciones en las que tuve la siguiente entrevista en el hospital psiquiátrico.

P. Buenos días. ¿Qué tal la semana?.
C. Bien. Tranquilo. Esto es como un hotel de relax. Me paso el día paseando, leyendo, charlando y la comida no está mal. El tiempo se me pasa rápido y eso es una buena señal. No recibo visitas, por tanto, cuando usted viene es cuando me salgo de la rutina. Usted no me agrada, la verdad, pero no estoy en condiciones de elegir. Ya que acepte verle, le veo, sin más.
P. Vaya…¿Algún día podremos llegar a ser amigos?.
C. No lo creo.
P. Entonces, por lo que dice…el tiempo se le pasa rápido.

….
….
P. ¿No me contesta?.
C. ¿Para qué repite lo que ya le he dicho?. Sí. Se me pasa rápido. ¿Qué tiene de importancia eso?. Se lo he comentado por romper un poco el hielo. Nada más. No creo que tenga más significado que el que tiene…Digo yo.
P. Perdone. Lo que le quería preguntar es si ese hecho le incomoda.
C. No. Porqué me va a incomodar. El tiempo pasa y ya está.
P. Bueno. Cuando el tiempo pasa rápido suele ser porque uno esta entretenido. ¿No es así?. ¿Usted lo está?.
C. Parece mentira que yo esté perdiendo ese tiempo del que hablamos con usted…
P. Lo que deseo es hablar sobre el concepto tiempo.
C. Ya. Del concepto tiempo. No sé de qué le va a servir mi opinión sobre eso, pero usted verá. El tiempo, el tiempo. Hablaremos un poco del tiempo. ¿Qué es para usted el tiempo?.
C. No me conteste. No hace falta. El escritor Julio Cortazar siempre estuvo preocupado, más bien interesado, por el concepto tiempo. Este tema es muy recurrente en sus obras. También sobre el concepto espacio. Escribió un relato muy interesante titulado El Perseguidor, basado en la biografía de dos grandes saxos del Jazz, Johnny Hodges y Benny Carter. En dicho relato, como en otros, incide una y otra vez en el concepto tiempo….Usted se monta en una parada de metro, entra en un vagón, se cierran las puertas. Su destino se encuentra solo a tres paradas. En ese momento, sin darse casi cuenta, se pone a pensar, más bien a recordar, por ejemplo, un viaje que ha realizado hace un año, recuerda todos los lugares que ha visitado, las personas que ha conocido, todas las cosas que ha hecho. En unos pocos minutos ha llegado a su parada, se abren las puertas y sale del vagón. Durante esos breves minutos usted ha rememorado un viaje de varios días, con detalles sorprendentes. Todo el tiempo que ha empleado en realizar el viaje y en vivir las vivencias del mismo, lo ha rememorado en unos minutos. Mientras se encontraba en el vagón es consciente de la realidad en la que se encuentra, pero al mismo tiempo se ha encontrado en otra realidad, el viaje, el recuerdo del viaje. ¿Cuál es el verdadero tiempo?. ¿Ha vivido en unos minutos varios días?.
C. No sabe qué contestar, claro. Julio Cortazar supo describir ese tipo de situaciones de modo magistral. Incluso él decía que no existía la literatura fantástica. Que todo era real. Como si se tratase de una doble vida. Unas personas pueden ser más conscientes que otras de esto que comento, pero muy pocas son capaces de explicarlo.
P. Entonces…,para usted, ¿Existen tiempos distintos, que se viven, contradictoriamente en el mismo tiempo?.
C. No es exactamente eso. Cuando yo era niño, recuerdo que paseaba con mi abuelo con frecuencia y como consecuencia de ello teníamos conversaciones muy interesantes. Recuerdo una vez en la que estábamos sentados en un parque. Mi abuelo era muy mayor y yo le acompañaba hasta un banco y pasábamos largos ratos sentados. Entonces, una mosca empezó a molestarnos. Con la mano quise matarla en varias ocasiones sin éxito hasta que se marchó zigzagueando. Pensé en la vida de la mosca y le pregunté a mi abuelo cuanto tiempo podía vivir este insecto, lo que dio lugar a una curiosa conversación:
- Abuelo.
- Que hijo.
- Cuanto tiempo vive una mosca.
- Pues…no sé. Uno o dos días, quizá.
- ¿Solo?.
- Sí. Viven muy poco tiempo.
- ¿Por qué?.
- No lo sé. La verdad es que el tiempo del que dispone una mosca, no es el mismo tiempo del que dispone un gusano, una mariposa, un perro, un gato o un elefante.
- ¿Cuánto tiempo vive un elefante?.
- Exactamente no lo sé, creo que sobre sesenta años.
- ¡Menuda diferencia!.
- Claro, es mucho más grande.
- Entonces, ¿El tiempo que se vive depende de lo grande que eres?.
- No.
- ¿De qué depende?.
- No sé qué decirte. Hay tortugas que viven casi doscientos años y son bastante más pequeñas que un elefante.
- ¡Vaya!. Me gustaría ser una tortuga.
- No lo creo. Las tortugas se aburren mucho. No se mueven casi nada. Por eso viven tanto tiempo y tú no paras un momento.
- Entonces. ¿Si me estoy quieto, si no me muevo mucho, viviré más tiempo?.
- No.
- Abuelo…
- Queee…
- Tú casi no te mueves. Caminas muy despacio y siempre estás cansado, pero eres muy viejo. ¿Cuánto vas a vivir?.
- ¡Que pregunta!. No tengo ni idea. Yo estoy viejo porque tengo muchos años.
- No te has movido mucho claro.
- El tiempo no tiene que ver tanto con el movimiento. Yo he jugado mucho a la pelota como tú y trabajado sin parar muchos años…
- Claro…, por eso estas tan viejo.
- No hijo. No es exactamente por eso.
- Entonces, ¿Por qué eres viejo?.
- Porque he vivido mucho tiempo y es ley de vida. Primero eres un niño, luego joven y luego viejo. Eso es la vida.
- Abuelo.
- Qué.
- A mí me gustaría vivir muchos años, ser muy fuerte y no aburrirme nunca.
- Pues ya sabes lo que tienes que hacer.
- El qué…
- No moverte tanto, comer mucho y hablar poco.
- ¿Hablar poco?.
- Sí.
- Si no hablas mucho será porque piensas menos y si piensas menos, el tiempo se te hará mucho más largo y los demás estaremos más tranquilos.

Esta conversación duró bastante rato y finalmente mi abuelo me aconsejó que me fuese a los columpios y que le dejase en paz. Durante varios años, yo no sabía si moverse mucho o poco era lo correcto, también dudé sobre si era bueno o no crecer mucho. Concluí que era mejor crecer, ya que si me quedaba canijo, (como usted),  viviría menos. Aún hoy no sé qué cojones es el tiempo, lo que lo regula, ni cuáles son sus formas y modos de discurrir. Solo sé que pasa y pasa sin parar. A veces es interesante que pase rápido y a veces es lo peor que puede ocurrir. La verdad es que cuando recuerdo esta conversación con mi abuelo, como otras muchas, la recuerdo completa, veo el parque, el banco donde estábamos sentados, el movimiento de las hojas de los árboles, el pequeño lago que había allí, los vuelos de los pájaros, el sonido de la brisa y los juegos de los niños, incluso recuerdo los olores. Recuerdo muchísimas más cosas en muy poco tiempo, sin que sea capaz de contarlo todo, ya que tardaría muchísimo tiempo en hacerlo.  

P. Interesante.
C. ¿Interesante?. No ha entendido muy bien lo que le he contado.
P. Sí que lo he entendido.
C. Usted sabría definir el concepto tiempo.
C. No lo sabe. ¡Lo ve!. No ha entendido nada.


El Sr. González decidió levantarse, me miró con una expresión peculiar y me dijo:

-         Bueno, por hoy ya está bien. ¿Cuándo volverá?.
-         La semana próxima, seguramente.
-         Ya le dije que me avisara con antelación y no lo ha hecho hasta ahora. No estoy para perder el tiempo. Piense en lo que le he contado. Es posible que, al final, sea capaz de entenderlo.

Se marchó dejándome solo. Ni tan siquiera me dio tiempo de levantarme para extenderle la mano. Al cerrar la puerta el sonido retumbo en la Sala semivacía. Decidí dejar el hospital hasta la próxima vez.

Autor. Jesús Benítez

domingo, 31 de agosto de 2014

OTRA ENTREVISTA CON EL LOCO MÁS CUERDO DEL MUNDO.- TERCERA VISITA.










Otra entrevista con el loco más cuerdo del mundo.
Tercera visita. 31 de agosto 2014.

Una vez más he vuelto a presentarme en el centro psiquiátrico donde se encuentra ingresado el Sr. González. Indagando sobre sus antecedentes, además de confirmar su edad, setenta y cinco años y que desde hace una década es viudo, he podido saber que tiene una familia bastante numerosa, cinco hijos. Sin embargo, no mantiene mucho contacto con nadie y desde que ingresó en el centro no ha recibido ninguna visita. Su formación en diplomacia y una actividad febril durante mucho tiempo, le ha permitido, por el contrario, tener contacto y amistad con personajes relevantes, especialmente en el ámbito político, empresarial y diplomático. Conoce a la perfección cinco idiomas y ha viajado por todo el mundo. ¿Cómo una persona así no ha llegado a ser conocida?. ¿Por qué razón tomó la decisión de acceder al Palacio de la Moncloa y orinar en la mesa presidencial?. Es un misterio. Cuando me enteré de su detención y del hecho de que éste hecho no había salido publicado en la prensa, ni se había dado a conocer en los demás medios de comunicación, me llamó la atención y por esa razón decidí conocerle, así como intentar convencerle de que me admitiese realizar unas entrevistas. El primer día que le visité no mostró ninguna reticencia y aproveché por tanto la oportunidad.

P. Buenos días. ¿Qué tal se encuentra hoy?.
C. Perfectamente. Yo siempre o casi siempre me encuentro bastante bien. Usted, sin embargo, no tiene muy buen aspecto.
P. ¡Vaya!. ¿Eso le parece?.
C. Si. Usted no es un figura, la verdad. Además hoy le veo más canijo y despeinado. Esa chaqueta que lleva le queda grande. Para ser un periodista no se preocupa por su aspecto.
P. No sé…, nunca nadie me había dicho…
C. Ya. La gente no es sincera por lo general. Yo sí. Le aconsejaría que se preocupase algo más por su imagen. La imagen es una carta de presentación.
P….Siento que piense así…
C. No es que lo piense, es simplemente que le observo y es una evidencia lo que le digo. La imagen cierra o abre puertas. Lo sé por experiencia. La hipocresía es el mayor defecto de nuestra sociedad, aunque en realidad nadie lo reconozca. Vivimos en el planeta de la hipocresía. Una verdad a tiempo puede ser terrible, pero también un nuevo camino. Arréglese un poco, todos se lo agradeceremos.
P. Bueno, no sé muy bien que decirle…
C. No se preocupe. Usted hágame caso y ya está.
P. ¿Empezamos?.
C. Bien.
P. Hoy vamos a hablar del país.
C. ¡Vaya mierda!.
P. He pensado…
C. ¿No le parece más interesante hablar de otra cosa?
P. ¿Conoce la situación en la que nos encontramos?. ¿Los cambios que se están produciendo en España?.
C. Estoy ingresado aquí, pero esto no es una isla desierta. No me apetece hablar sobre ese tema.
P. ¿Porqué?.
C. Me ingresaron para que me curase de una enfermedad mental. ¿Piensa que es oportuno hablar sobre España?. Eso me va a producir una tensión innecesaria y no me parece lo mejor. La mentira y el abuso han sido dos premisas que han formado parte de nuestra historia desde siempre y…
P. ¿Es por eso por lo que se coló en el Palacio de la Moncloa e hizo lo que hizo?.
C. Usted me sorprende. Cada vez que le veo me parece más tonto. Yo no he sido nunca una persona que abandone las causas perdidas, por eso sigo aceptando estas entrevistas, desde el principio pensé que podría sacar algo bueno de usted, pero en su caso….
P. Me llama la atención que piense así de España, cuando en su vida profesional se ha dedicado a representarla.
C. Por eso precisamente, hombre. La diplomacia a lo que más te enseña es a mentir y ocultar los abusos. Miré, intentaré explicárselo en pocas palabras. Pertenecemos a un país que por pura coña llegó a tener un gran imperio, que luego lo perdió por la capacidad infinita de sus dirigentes para robar, matar y destruir y durante su muerte lenta se ha mantenido anclado en esa hipocresía de la que le hablaba al principio. Se ha pasado de ser el más poderoso, colonialista y esclavista, a la pérdida de Cuba y de Guinea, seguimos aún pensando que somos los mejores gracias a un Dios promovido por aristócratas con sotana, pero tenemos un complejo de inferioridad que no podemos soportar. Los que han luchado siempre por la igualdad y han conseguido que no se produzca la autodestrucción han sido los “pecheros”.
P. ¿Los pecheros?.
C. Si hombre. Un poco de cultura no le vendría mal. Los pobres, la masa social, los trabajadores, los que en realidad pagan los impuestos. Esos han sido y siguen siendo los que mantienen a flote el país. Si no fuese por sus sacrificios, esto hace tiempo que se habría ido a la mierda. En otros tiempos, eso permitía que la realeza viviese en el mayor de los lujos, que el Duque de Alba fuese cortando cabezas o que la iglesia tuviese hijos bastardos a mansalva. Hoy, permite la corrupción y el permanente enriquecimiento de unas cuantas familias.
P. ¿Piensa que no somos capaces de avanzar?
C. Somos muy capaces, pero a costa de sangre y fuego. Cuando los “pecheros” se cansan es cuando en verdad se evoluciona, pero el dominio de los pocos poderosos vuelve y vuelve. Es como un pensamiento circular. Una marcha que retorna a su punto de partida.
P. Entonces…, bajo su punto de vista, esto no tiene solución.
C. ¡Joder!. Yo no soy un pesimista, pero mientras existan personas tan simples como usted, será difícil. Yo no soy el salvador, el genio capaz de encontrar una solución que no se ha alcanzado durante siglos, pero si sé muy bien que sin solidaridad, sin tolerancia y sin sentido común, las soluciones, en cualquier caso son imposibles. Además, ya le he dicho que no me apetece hablar de este tema.

P. Bien, bien. Hablemos de otra cosa.

P. ¿Qué opina de los medios de comunicación?.
C. ¡Vaya coñazo!. ¿No cree usted que podríamos hablar sobre cosas importantes?.
P. Me parece que los medios de comunicación hoy son importantes.
C. Vamos. Que usted por ejemplo, es importante en este momento.
P. No quiero decir exactamente eso.
C. Ya. ¿Usted sabe en realidad lo que quiere decir?.
P. Es indudable que la influencia de los medios de comunicación en la sociedad es importante.
C. Lo importante es que la mentira y la hipocresía no se fomenten con tanta facilidad y los medios de comunicación son expertos en eso.
P. Si no fuese por los medios de comunicación, no se conocerían los abusos de los que usted habla.
C. Es posible, pero pienso que no existe ninguno de esos medios que no sea interesado, que no pretenda algo cuando informa de un hecho de corrupción o cuando da una noticia sobre cualquier tipo de irregularidad. Los medios de comunicación se han convertido en un opio del pueblo y ha crecido tanto esa actividad viciada que se está cargando la moral, la ética. Hoy es más importante un partido de futbol que una matanza en Siria.
P. Creo que es injusta esa afirmación.
C. ¿Injusta?. ¿Qué es para usted la justicia?. ¿Es más justo que se sepa con mayor facilidad que se ha producido una matanza que el resultado del partido de futbol de ayer?. No lo sé la verdad. En el mundo hay tal grado de sufrimiento que no sé si es bueno o malo dar a conocer en segundos o en minutos una cosa u otra. La filósofa Hannah Arent  hablaba de la “banalidad del mal” ante las atrocidades que se hicieron con los judíos en la Segunda Guerra Mundial. ¿No existe hoy una gran banalidad?, los medios de comunicación ¿No cultivan esa banalidad?.
P. Hablar de los medios de comunicación es algo muy genérico en realidad, quizá deberíamos distinguir.
C. ¿Usted cree?. ¿Distinguimos entonces entre periodistas que impulsan la banalidad del mal y los que impulsan la banalidad del bien?. Después de lo que ocurrió con los judíos, de esa monstruosidad, ¿No están haciendo algo similar los judíos en Palestina?.
P. Yo no lo compararía.
C. Ya, la hipocresía. Sé muy bien que no es lo mismo seis millones de muertos que varios miles o cientos. Pero…¿Es una cuestión numérica?. ¿No es banal la indiferencia de todos nosotros ante las grandes barbaridades que ocurren en el mundo?. Preferimos informar o hacer publicidad de una zapatilla de deportes, de un mueble o de una cadena de ropa sin preocuparnos en quien los fabrica, en el cómo se cose y en el quien lo hace. Es mejor llevar la zapatilla o disfrutar del sillón en nuestra casa que meditar sobre la miseria de donde vienen y en el enriquecimiento de las multinacionales. Tomamos una taza de café en un bar y no pensamos en donde se cultiva, echamos azúcar en el café y no nos damos cuenta de que aún existen esclavos sudando con las cañas de azúcar. Todo esto es una banalidad. Es banal incluso comentarlo aquí sentado, en esta sala vacía. También es cierto que para mí, ahora, es más fácil decir cualquier cosa.
P. ¿Por qué?.
C. Muy sencillo, hombre. Yo estoy loco y puedo decir lo que me dé la gana. Lo malo es…
P. ¿Le ocurre algo?.
C. Nada…Simplemente, lo que pasa, es que yo puedo decir cualquier cosa, pero que como estoy loco da exactamente lo mismo.
P. Tiene usted una visión muy deprimente del mundo.
C. No tiene ni idea. No sabe lo que es una depresión. Yo no estoy nada deprimido. Lo que tengo es una ganas de dar hostias a todo el mundo que me cuesta mucho aguantarme.
P. Bueno. Espero que no se lance sobre mí.
C. Ganas no me faltan, pero soy muy pacifista. Por otra parte, usted es un enclenque y no valdría mucho la pena. A la primera torta, lo demás sería una pérdida de energía y no tendría sentido.

Durante el resto de la conversación, solo hubo silencios y evasivas. Finalmente le comenté al Sr. González que vendría otro día de ésta semana. Mi deseo al principio de estas entrevistas era intentar entrar en el interior de la mente de un loco. Ahora no estoy muy seguro de llegar a conseguirlo.