¡IMPRESIONANTE Y REAL A LA VEZ!.
Esta mañana me he levantado algo
dolorido. El costado izquierdo me molestaba y me molesta, sin embargo, se me ha
pasado casi del todo al ver el día. Luminoso, colorido, imponente. Un día de
primavera. Me han entrado ganas de correr, de saltar, de hacer una larga
caminata, pero…el dolor del costado me ha recordado que muchas veces la mente y
el alma, no van cogidos de la mano del cuerpo. El cuerpo va por otro camino y
la mente y el alma tienen que mirar el viaje como un niño lo hace desde el
interior de un coche, a través de las ventanas, viendo pasar el paisaje
deprisa, reteniendo muchos detalles, pero dejando pasar otros. En éste caso, la
mente y el alma se han quedado con sus narices pegadas a los cristales, mirando
como el paisaje, brillante y con muchos colores, pasa rápido, muy rápido.
A pesar de los pesares, el día es
muy hermoso. En la ventana de mi despacho tengo un pequeño naranjo plantado en
una maceta. No puedo describir sus colores, verdes y naranjas intensos. Si un
naranjo, oprimido en una pequeña maceta, es capaz de crear tantas naranjas
pequeñas, yo puedo ver el día con el mismo entusiasmo que la luz en un día como
hoy. Las cuento, una, dos, tres….más de quince naranjas, de un color intenso,
que se mueven con el ligero impulso de la brisa en mi ventana, junto a las
verdes hojas, que están tan vivas que parecen transparentes. Redondas pero
alargadas. ¡Qué belleza!. Si un naranjo, nada menos, vive con esa intensidad en
una maceta, me va a limitar a mí un dolor de costado. ¡No!. No me siento
oprimido, la ventana que tengo frente a mí, es como una puerta abierta hacia
las grandes extensiones de mi mente y de mi alma, trasciende los cristales del
coche imaginado y no percibo en mi nariz la frialdad de ellos. Veo el paisaje y
no solo lo observo, sino que me elevo sobre él, no se escapa de mi mirada, sino
que desde las alturas puedo dominar todo lo que es y hasta dónde puede llegar.
Me siento libre, si, porque un día como hoy, con ésta luz, es para eso, para sentirse
así, libre. Aunque sepas que es mentira. Da lo mismo, lo importante es sentirse
así. El brillo de las cosas, el contraste de los blancos y las sombras, son
para eso, para ser y sentirse como uno quiera. Luego, más tarde, puede que las
cosas sean de otro modo, pero ahora, en este instante, frente a mi ventana,
ante mi pequeño naranjo, el día es increíblemente atractivo y cada segundo es
como la gota fresca del arroyo más dulce, con los reflejos más imposibles. ¡Impresionante
y real a la vez!.
JB
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