Powered By Blogger

viernes, 16 de mayo de 2014

COMENTARIO: LA VISION.-



COMENTARIO.-
LA VISIÓN.-
Durante el día de ayer ascendí con paso lento hasta la cumbre de La Bola del Mundo, en la Sierra de Guadarrama. Fue el primer paseo montañero después de una convalecencia larga. Desde ese lugar el paiseje es extenso, largo, sometido a los colores ocres y verdosos, azules y blanquecinos. Te encuentras entre las provincias de Madrid y Segovia y puedes ver  las dos ciudades. La visión es algo irreal, como un cuadro velazquiano. Percibes los espacios abiertos con gran intensidad y tienes otra visión, la de sentirte libre durante un tiempo, aunque no sea del todo cierto y  las percepciones te hagan caminar entre esos espacios con la creencia de que puedes ser un pájaro, un gran ave que desde las alturas decides tu camino. Si, fue una visión, una pequeña sorpresa entre la angustía de la lucidez diaria, como decía Cioran. He querido relatarlo brevemente para que no se me olvide que en esta ocasión, como en otras aisladas en el camino de la vida, me sentí libre, volatil, sin dolor intelectual. El físico no lo pude evitar, ya que como digo, aún estoy convaleciente. Los pasos dados para llegar hasta allí, parecen indicar que en poco tiempo volveré a las montañas. Eso espero. En la mayor parte de las ocasiones, la voluntad es lo que más fuerza tiene. Cada paso me llevó hasta allí, hasta esta cumbre que tiene algo de desierto, pero que te permite encontrar a tus piés grandes bosques y valles inmensos que se pierden lejos. La visión fue más interior que exterior, sin embargo el lugar, alto y llano, es una atalaya hermosa, con las rocas de la Pedriza y de la Maliciosa abarrancando los declives y todo eso estaba a mi alrededor. Los azules pincelados de brillos de los pantanos y el sonido del viento, en un día luminoso y agradable, abrieron la puerta de la imaginación, de la ficción y quizá entonces el pensamiento y el sentimiento se unieron para descubrir esa sensación de libertad. Un hecho casi fugaz, interesante y único. Una sorpresa más. Quizá esto no le interese a nadie, pero a mi me resultó encantador. Digo encantador porque tuvo algo de  encantamiento, como todo lo que rodea el mundo de las montañas, que siempre me ha provocado eso: Encantamiento. Fue una visión, hoy esta en mi cabeza. Lo más importante fue que por un tiempo me pareció que el mundo y la vida no provocan necesariamente dolor, que podía existir algo bello y que las personas somos pequeños seres de poca importancia. No descubrí algo nuevo, pero si hubo algo de extraordinario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario