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miércoles, 6 de agosto de 2014

ENTREVISTA CON EL LOCO MÁS CUERDO DEL MUNDO




Entrevista con el loco más cuerdo del mundo.


Entrevista mantenida con el Sr. González, interno de un hospital psiquiátrico de Madrid. El entrevistado ocupó cargos diplomáticos en varios países y ha sido un reconocido intelectual muy conocido en los ambientes de la llamada “Movida Madrileña”. La bebida y las drogas acabaron haciendo de él un indigente y un vagabundo, sin familia ni amigos. Ha vivido varios años en las calles de varias ciudades españolas y europeas. Hace un año, fue detenido en el despacho presidencial de La Moncloa orinando sobre la mesa del Presidente del Gobierno. Nadie sabe aún como pudo llegar a acceder a las instalaciones. Desde entonces permanece ingresado en el centro.

Entrevista realizada en un salón vacío. Solo dos sillones de cuero viejo y una mesa baja. Paredes con pintura impermeable y dos ventanas con rejas que dan a un jardín desde el tercer piso. Desde allí se ven las copas de tres pinos centenarios.


P. ¿Quién es usted?

C. Un idiota.

P. ¿Un idiota?.

C. Sí.

P. ¿Por qué?

C. Un idiota es una persona que padece idiocia, un engreído sin fundamento para ello, alguien tonto, corto de entendimiento. Incluso se podría decir que un idiota lo es, porque no tiene instrucción, conocimiento suficiente. La idiocia es un trastorno caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales, congénita o adquirida. En mi caso es adquirida.

P. ¿Usted piensa que es así realmente?.

C. Y usted también lo es.

P. …

C. Todos los somos. A unos se les nota más que a otros, pero todos somos idiotas. Píenselo bien. ¿Usted no actúa como un engreído en más de una ocasión o en muchas, sin ningún fundamento?. Es un mecanismo de defensa al fin y al cabo.

P. ¿Quiere decir que nos defendemos haciéndonos los engreídos?.

C. Sí, con mucha más frecuencia de lo que pensamos. Es fácil sentirse vulnerable ante la confirmación de que no tenemos el conocimiento suficiente sobre muchas cosas. Vivimos, más bien sobrevivimos, intentando conocer el medio en el que habitamos, las causas que justifican lo que ocurre a nuestro alrededor e incluso las causas de nuestro propio comportamiento. Cuando no somos capaces de comprenderlo, cuando confirmamos nuestra incapacidad para ello, preferimos hacernos los engreídos, especialmente con nosotros mismos. Necesitamos convencernos de nuestro –valer-. Somos unos idiotas. Nuestra existencia es una gran mentira. La hacemos siempre a nuestra medida, no podemos soportar que sea de otra manera, por eso somos tontos, cortos de entendimiento y nos trastornamos día a día. Muchos de nosotros acabamos sufriendo profundas deficiencias mentales. Otros, más equilibrados, son más conscientes del problema y de sus deficiencias, de ese modo consiguen que su efecto no sea tan intenso, aunque no por eso son más lúcidos, pero…, creo que no hay nadie que pueda decirme lo contrario. Todos, absolutamente todos, somos unos idiotas.

P. ¿Sabe que me está llamando idiota?.

C. Sí.

P. ¿No es usted un engreído al hacerlo?

C. Sí. Por eso digo que soy un idiota.


P. Cambiemos de tema.


C. Lo que usted quiera.

P. ¿Por qué está ingresado aquí?.

C. No lo sé muy bien. Recuerdo que un día estaba en la embajada de París vestido de etiqueta, otro en la Gran Vía de Madrid pidiendo limosna, otro en el puente de Praga con la decisión de tirarme al río Moldava, otro en Berlín insultando a la policía, otro en Estrasburgo cogiendo sobras entre la basura de un restaurante, otro, nuevamente en Madrid, peleándome con dos negros enormes en la Plaza de Lavapiés y un día, me desperté aquí, tumbado en una cama y babeando.

P. ¿No sabe el motivo por el que le ingresaron?.

C. Sí. Me lo han contado.

P. ¿Qué piensa de ello?.

C. No sé muy bien que contestarle. Creo que he debido de pasar por un estado de lucidez y eso me debió obligar a hacer cosas que eran antes impensables para mí.

P. ¿Lucidez?.

C. Usted parece ser un poco corto…

P. Disculpe…¿Qué ha querido decir al utilizar la palabra lucidez?.

C. Muy sencillo. Cuando crees descubrir lo que es correcto y lo que no lo es, no necesariamente debe coincidir con los convencionalismos sociales. En su momento debí de tener un impulso de rebeldía que me hizo expresar mis sentimientos de un modo, digamos…, muy emblemático.

P. Ya. Entonces…¿Usted piensa que es un hombre lúcido?.

C. Lo que pienso es que usted no lo es. ¿A usted le gusta la sociedad en la que vive?. ¿Lo que genera el poder?. ¿Las injusticias?. ¿Qué le gusta a usted?.

P. Muchas cosas, pero..., no por eso hago actos violentos.

C. ¡¿Violentos?!. Violencia es lo que usted está haciendo ahora conmigo. Intentar manipular mis palabras. En realidad no le interesa una mierda lo que me ha pasado o lo que me pasa. Solo quiere algún titular, un rinconcito editorial.

P. Esta entrevista la estamos haciendo porque ha estado de acuerdo en hacerla. Nadie le ha obligado.

C. Es cierto, pero pensaba que me preguntaría cosas interesantes, no tonterías. Ya le digo que es un engreído.



P. Cambiemos de nuevo de tema.

C. De acuerdo.


P. En la actualidad, se está produciendo un cambio social en Occidente, ¿Qué piensa de la idiosincrasia de los ciudadanos europeos?.

C….

P. Sí, quiero decir, tenemos una idiosincrasia…

C. Disculpe. ¿No le parece que la pregunta es un poco fuera de lugar?.¿Por qué me pregunta eso a mí?. Usted me entrevista porque estoy loco. ¿Qué va a opinar un loco sobre una cosa así?.

P. No se…

C. Una pregunta absurda, efectivamente, absurda. De todos modos le contestaré algo. Creo que los europeos hace mucho tiempo que tenemos nuestros propios rasgos, temperamento, carácter, tenemos signos distintivos y propios. Lo que usted llama idiosincrasia de los ciudadanos europeos, no está cambiando.

P. ¿Piensa que no?.

C. No. Los europeos somos tan engreídos como los norteamericanos, por ejemplo; con idiosincrasias diferentes, somos tan idiotas como lo hemos sido desde hace ya mucho tiempo. Ese cambio al que hace referencia, no va a modificar  eso.

P. ¿Por qué?.

C. ¿Cómo que por qué?. Los europeos seguimos siendo tan prepotentes como siempre. No hemos perdido nuestra alma de conquistadores. Nuestras referencias sociales siguen siendo las mismas que las que existían en la alta edad media o un poco más allá, pero poco. El peso de la religión en nuestros hábitos y costumbres sigue siendo muy grande y la distinción entre los protestantes y los católicos, por ejemplo, sigue separando el desarrollo de la caspa.

P. ¿De la caspa?. ¿Qué quiere decir?.

C. ¡La caspa hombre!. Esa mentalidad inmovilista y casposa que lo cubre todo, que hace que algunos hagan el agosto cuando las cosas se congelan. ¡Curioso hecho!. Congelarse haciendo el agosto. ¿Qué le parece?.

P. (Una leve sonrisa).

C. Yo sigo culpabilizando a los otros de todo o de casi todo lo que me ocurre. El sentimiento de culpa forma parte de nuestros genes. Es una herencia judeocristiana insalvable. En los tiempos de bonanza somos héroes únicos, los mejores. Si construimos un puente, es el más grande del mundo, si las cosas no van bien, la culpa siempre la tiene otro. Nosotros no tenemos mucho que ver con las catástrofes. Intentamos enriquecernos a costa de los demás y cuando eso no es posible, algo terrible, ajeno a nosotros, justifica ese resultado. Si a pesar de todo ello, de intentar justificarlo todo, el resultado no es el pretendido, entonces, la justificación es un hecho divino o similar.

P. No sé muy bien lo que quiere decir.

C. …

P. No le he entendido. ¿Qué tiene que ver todo eso con la pregunta?.

C. Es algo muy simple. Los europeos no tenemos muy desarrollada la capacidad de cambio. El mundo civilizado europeo hace tiempo que perdió Cuba. ¿Me entiende?. Los verdaderos culpables de lo que pasa somos nosotros mismos.

P. Ya…pero eso es fácil de decir.

C. Tan fácil como la realidad misma.

P. ¿Esa idiosincrasia es aplicable por igual a todos los europeos?.

C. ¡Vaya palabreja!. Bueno…, en verdad, no es del todo aplicable por igual. En el último siglo es cierto que existe una distinción.

P. ¿Cuál?.

C. Los ciudadanos del norte y los del sur, tienen diferencias entre sí. Durante el siglo XX se produjeron las dos mayores guerras de la humanidad y el origen, en gran medida, estuvo en ese tipo de diferencias. Si hay algo que se le tiene que reconocer a la Unión Europea. Que bajo mi punto de vista, en muchos sentidos, es una mierda, es…que ha evitado durante un largo período de tiempo que nos matemos los unos a los otros.

P. Entonces, por lo que dice. Los europeos tenemos una idiosincrasia común, aunque con algunas diferencias. El cambio social que se está produciendo en Occidente es pura apariencia y si existe algo compartido entre los europeos es la incapacidad de cambio y la capacidad de culpabilizar a otros por esos cambios.

C. Ya le he dicho que usted es bastante engreído.

P. Hombre…yo no quería.

C. Sí y además bastante simplista.

P. Bueno…

C. Los europeos, si tenemos algo, es historia y la historia es como una losa que nos pesa mucho, aun así, para hacer historia hay que sobrevivir, ¿No le parece?, y los europeos lo vienen haciendo bien.

P. ¿Entonces…usted cree que se está produciendo un cambio social o no?.

C. ¿Dónde?.

P. Pues, no sé…

C. ¿En Occidente?.

P. Sí, claro. A eso me refiero.

C. ¡Ese hecho es una evidencia!. Yo puedo estar loco, ser idiota, pero vivo en este mundo y cualquiera que se encuentre en él, ahora, en este preciso momento, sea culto o inculto, sea intelectual o no, sea ministro o prostituto, se tiene que dar cuenta.

P. ¿Por qué?.

C. No sé cómo decirle…Se trata, entre otras cosas, de lo que llaman la globalización. No es fácil de explicar y al mismo tiempo muy simple. Una sociedad no puede ser la misma cuando hace unos años, para hacer una llamada desde un pueblo de Extremadura, había que acudir a una centralita atendida por una señora y hoy, con un móvil, puedes enviar en segundos un wasap, fotos, videos o lo que te dé la gana. Un aborigen de Australia, en mitad de la selva, puede ver la película de Matrix en su choza o un concurso estúpido, no digamos ya, saber cualquier acontecimiento  que ha ocurrido en la cumbre del Himalaya.

P. Todo eso, lejos de ser negativo, es positivo, ¿No le parece?.

C. Jooder…, valiente forma de pensar. ¿Está seguro de eso?. Estos cambios, ¿Han generado más justicia social?, ¿Menos guerras?, ¿Mayor solidaridad?. Yo pienso que no. Todo lo contrario. El hecho de que en Afganistan o en Gambia los niños lleven puesta la camiseta del club de futbol Barcelona, no significa que sean más libres.

P. Todo es criticable y también tiene su lado positivo y negativo.

C. Lo que usted diga.

P. No lo cree así.

C. Lo que creo es que la globalización es otra mierda.

P. ¿Por qué?.

C. Yo soy como el escritor Adolfo Bioy Casares. En su novela titulada La invención de Morel existía una doble realidad. Mi realidad no es la suya, ¿Sabe?. Además, el físico Fritjof Capra dice que la realidad, la que creemos vivir todos los días, no es la verdadera. Así que, me da igual lo que usted piense.

P. Con eso no me ha respondido la pregunta.

C. Es posible que no me exprese bien. Quizá sea por el hecho de estar loco. El gran avance, el grandísimo avance de las últimas décadas, ha sido la comunicación y ello ha generado una visión global del mundo, más bien globalizada. Todas las personas consumen el Soma del que hablaba  el escritor Aldous Huxley, en otra novela muy interesante titulada Un mundo feliz. La comunicación, la información global, hace que todos queramos las mismas cosas y por las mismas razones, sin embargo, la pobreza se incrementa día a día, el aislamiento individual, la tristeza humana. No por eso somos mejores, sino peores, más idiotas.

P. Tiene un punto de vista muy negativo de las cosas.

C. ¿Negativo?. No, no. Usted sigue estando muy equivocado. Lo que más proporciona estabilidad es la aceptación y yo acepto todo por igual, lo que ocurre es que me revelo.

P. ¿Contra qué?. Lo que dice…¿No es una contradicción?.

C. La naturaleza humana es contradictoria. Un perro come cuando quiere, fornica cuando puede y sin pudor, ladra cuando tiene miedo, está tranquilo cuando hay razones para estarlo y nervioso cuando hay otras razones. No hace nada porque sí, ni medita ni reflexiona sobre cada acto. No existe contradicción en su comportamiento. Todo tiene una causa y un efecto. El ser humano es diferente.

P. ¿Muy diferente?.

C. ¿Usted siente como un perro, actúa como él?. ¡Parece aún más idiota que yo!.

P….

C. El ser humano actúa de modo contrario o diferente a como piensa en una multitud de ocasiones al día y se siente profundamente infeliz por ese motivo. A veces es consciente de ello y otras no.

P. Creo que nos hemos desviado de la cuestión, de la pregunta inicial.

C. Me parece que usted no entiende nada. ¿Cómo no va a cambiar la sociedad en Occidente?. ¡Pues claro!. Lo sorprendente sería que ese cambio no tuviese lugar a pesar de los cambios en la tecnología. Una de las cosas que más nos deberían de preocupar es la velocidad del cambio. Con tanta velocidad, con tanta rapidez, no tenemos capacidad de adaptarnos y los europeos, si cabe, menos.



P. Mejor cambiamos otra vez de tema:

Si, mejor.


P. ¿Piensa que saldrá pronto de aquí?.

C. No.

P. No preferiría ser libre y moverse a su antojo.

C. ¿Libre?. Mire…después de todas las preguntas que me ha hecho y cuando llegue a su casa esta noche. Ya en la cama y sosegado. Piense en las respuestas y sobretodo. ¿Puede usted hacer algo que valga la pena?. Si la respuesta es no, tírese por la ventana. Esa será la mejor solución.

P. No le parece una exageración.

C. Ya hemos hablado durante suficiente tiempo y estoy cansado. Es mejor que se marche por hoy. Su presencia me resulta agotadora, la verdad. Cuando yo me acueste, me habrán dado de cenar y tendré la cama arreglada. Descubriré por propia voluntad, con un sueño reparador, una vez más,  las aventuras que se cuentan en el libro de Antoine de Saint-Exupéry, titulado El Principito, yo soy como el zorro, pero me resisto a ser domesticado. El próximo día llame antes a la recepción por si estoy ocupado.



El señor González se levantó del asiento y sin mirarme se marchó.


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