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domingo, 30 de marzo de 2014

COMENTARIO.- DESDE MI VENTANA HASTA EL CENTRO DE MADRID










COMENTARIO.-
Desde mi ventana hasta el centro de Madrid.-

Desde mi ventana he visto el día. El cielo estaba nublado pero valía la pena  salir a la calle.
El centro de Madrid hoy estaba inicialmente tranquilo. El día inestable y el cambio de hora han contribuido a que las calles estuviesen más tranquilas durante la mañana.  Avanzadas las horas, el ambiente ha ido cambiando. Han aparecido los Mimos Congelados, (como los llamo yo), representando personajes de todo tipo, los grupos musicales, los predicadores, los portantes de pancartas, los compradores de oro, los loterios y prestamistas, algunos grupos de protesta, los mendigos en masa y sobre todo, los turistas, muchos turistas; entre ellos, cada vez hay más Chinos. El mundo asiático está más presente, mientras que los otros, los inmigrantes, se mantienen en una aparente estabilidad, a pesar de su huida de la crisis. Los grupos de negros, con inmensas bolsas, correteaban por las calles, escapaban de la policía y colocaban sobre el suelo sus bolsos, cds, gafas y relojes a la primera oportunidad, ofertaban sus productos prestados e imitados al mejor postor. Venden lo que pueden, empezando por ellos mismos, que tras la aventura africana, cualquier visión benevolente, por pequeña que sea, debe resultarles mejor que la miseria de sus países de origen.
Una de las cosas llamativas del centro de Madrid son los carteles que anuncian bares, cafés, espectáculos, hidromasajes, comidas especiales, cursos de relajamiento, psicoanalistas. Según la zona, priman unos anuncios u otros. Son carteles muy curiosos. Descubres sabios orientales, teatrillos, médicos naturistas, música africana, humoristas, encuentros literarios, concursos de fotografía, talleres de dibujo. Hay casi de todo.
En las proximidades de la calle Santa Isabel, hay algunas librerías que ofrecen café, tiendas de té, restaurantes adornados con muebles antiguos, aparatos de radio viejos, máquinas de escribir del siglo pasado, relojes de madera desvencijados;  según te acercas hacía la Puerta del Sol, desde allí, hay Tablaos Flamencos y cientos de bares de aperitivos, vinaterías, cervecerías irlandesas y diversos hoteles de nueva implantación, que han recuperado los edificios, dándoles un aspecto posmodernista o vanguardista.
Con ésta descripción deseo reflejar lo que veo todos los días. Muchas veces transitas estas calles y no le das importancia a lo que ves. Hay que reconocer su diversidad, tanto en lo que se refiere a las actividades, negocios, razas y comportamientos. Algo que parece muy natural, incluso ordinario, en realidad no lo es.
La riqueza que te proporciona un paseo de estos, por el Centro de Madrid, es excepcional; a veces, es increíble ver lo que ves, pero debes fijarte, intentar entenderlo, sentirte no solo un observador, (que ya es importante), sino formar parte del ambiente, ser un elemento más de su estructura, de esa cultura única y diversa que tiene mucho de locura.
Al mismo tiempo, se conjuga en ese medio la riqueza y la pobreza, la convivencia y las diferencias. En ocasiones, tengo la sensación de que de un momento a otro, algo va a explotar y en otras, que todo se encuentra perfectamente coordinado, unido, que es inseparable.
Ésta sociedad inverosímil, es inmensamente tolerante, a pesar de su agresividad diaria y descarnada.Me sigo sorprendiendo aún. Es sorprendente que esto ocurra.

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