CONVERSACIONES EN LA CALLE.-
LA HUIDA HACIA ADELANTE.-
- Soy de la opinión de que todo lo que está ocurriendo, al menos gran parte de ello, es una huida hacia adelante.
- ¿Por qué?.
- La política de hoy olvida el pasado y se dirige hacia el futuro con
mucha incertidumbre. Creo que eso provoca que su camino sea inseguro.
Cualquier futuro debe ser mejor.
- No estoy tan seguro de eso. Más bien pienso
que esa incertidumbre, unida a la mediocridad de los políticos, hace
una combinación explosiva. No es exactamente que se huya hacia adelante,
sino que no se quiere aceptar el pasado.
- El pasado reciente no ha
sido malo. Se ha avanzado mucho. Se huye hacia adelante porque solo se
tiene una visión muy corta en el tiempo. Los políticos solo son capaces
de ver un futuro de cuatro u ocho años, no más. Cuantas veces he tenido
que escuchar ante la necesidad de adoptar una decisión delicada: ¿Cuándo
se detectará ese problema?. Si la respuesta supera el corto período
futuro, si para ese momento ellos no estarán donde están, dará lo mismo,
aunque la decisión sea dura, la adoptan, la ejecutan.
- El poder tiene un deseo de permanencia. Esa visión de las cosas no coincide con ese deseo.
- Ya, pero la realidad es que los que gobiernan tienen una durabilidad
bastante determinada en el tiempo. Incluso ya tienen previsto dejar la
responsabilidad directa en dos legislaturas.
- Sin embargo, el político siempre lleva equipaje.
- Eso es lo malo para ellos. Ahora, con el nuevo poder. Bueno, no es tan nuevo, pero es más fuerte…
- ¿Qué nuevo poder?.
- La prensa, los medios de comunicación.
- Es cierto.
- Digo que…, con el nuevo poder, el equipaje del político siempre puede
abrirse. Incluso en eso, fíjate, el político huye hacia adelante. Se
dice que, aunque hablen mal de ti, eso es peor que el hecho de que no
hablen.
- Eso podría valer en los años 60 o 70, en Estados Unidos, por ejemplo, pero en éste país…
- En éste país, lo peor, la mayoría de las veces, es ser un
desconocido. Piensa en los políticos, en los banqueros, en los
empresarios, de los que tan mal se habla. ¿Aparentan vivir mal?. Sin
embargo…, cuantos desconocidos excepcionales mueren en la miseria.
- Ese punto de vista quizá sea excesivamente simple.
- Muchas veces en la simplicidad esta la respuesta.
- Ya.
- Si. Ahora las denuncias y los procedimientos judiciales les está
complicando la vida, pero también en eso, la huida debe ser hacia
adelante. De lo contrario se perdería la simplicidad del éxito.
- ¿Del éxito?. ¿Qué quieres decir?.
- Que se sigue pensando en el éxito no bajo un punto de vista moral o
ético. El éxito es vivir bien a toda costa. Presumir de un modo u otro
de tu audacia, de tu dinero. Eso parece que sigue siendo el éxito. Lo
fue y lo es.
- Es posible, pero el éxito está en otras cosas; en ser
capaz de tener una vida coherente, disfrutar del amor, del
conocimiento…
- Si, si. No te oculto que eso es así, pero estamos
hablando del político. Un ser que debería ser el más social, el más
culto, el mejor conocedor de la moral y de la ética. ¿Piensas que hoy
los políticos son eso?.
- No.
- Cuando se ejerce la política, el
poder, se acaba produciendo una fractura entre el representante y los
representados. Es como los fideos de una sopa. Si coges uno, tiene su
propia forma y autenticidad, sin embargo, la sopa de fideos es una masa
indistinguible de pasta. El político la remueve y calienta. Valora su
punto de cocción e incluso se la come de vez en cuando.
- ¡Joder!. Visto así.
- Como en todo en la existencia. Siempre hay excepciones, pero la
realidad es la que es. Incluso, cuando hay un político digamos…moral,
convencido de unas ideas que considera buenas para la ciudadanía, tiene
esos momentos de incertidumbre en los que tiene que elegir en contra de
sus principios.
- Siempre he creído en los hombres buenos.
- Yo
también. Sin embargo, el político, para ejercer el poder tiene que
luchar contra sus enemigos y eso, en tiempos difíciles, se convierte en
una guerra, una guerra que mientras se mantiene en el mundo de las ideas
tiene un determinado valor, si las supera, entra en el mundo de las
corruptelas y si avanza aún más…no se sabe hasta dónde puede llegar.
- Prefiero seguir pensando que todas las personas tenemos principios.
Aunque no comparta los de otro, serán los suyos. Me molesta que me
gobiernen personas con las que no comparto esos principios; prefiero
pensar, como digo, que aquellos políticos que no piensan como yo, al
menos actúan pensando que lo hacen por el bien de otros que piensan como
ellos.
- Es un punto de vista razonable. Lo malo es que, insisto,
el político que ejerce al poder, no ha llegado hasta él gratis y luego
eso…,lo pagamos todos. En esa guerra que comento siempre prefieren huir
hacia adelante.
- También existe la posible que no tengamos la suficiente experiencia e información para poder opinar.
- ¡Eso es terrible!.
- Puede ser que lo sea.
- El desconocimiento, ser un analfabeto en cualquier ámbito, es de las peores cosas que nos pueden pasar.
- De eso no estoy tan seguro. A veces, es mejor no conocer, no saber lo que ocurre y porque ocurre. Todos huimos del dolor.
- No es eso una cobardía.
- Me importa poco ser cobarde.
- Lo cierto es que todos somos bastante cobardes. No lo digo con
desprecio, de verdad. No estamos obligados a permanecer en tensión en
cada momento. Vivir es aceptar y de eso viven en gran medida los
políticos, que necesitan a la ciudadanía, necesitan que los aceptemos y
que olvidemos.
- Si no fuésemos capaces de aceptar y olvidar…
- Eso.
- Así es.
- Los políticos, para ser poderosos, necesitan a la ciudadanía.
- ¿Entonces?. ¿No es más entendible todo esto, lo que está ocurriendo,
cuando te das cuenta de que el político solo desea y lucha por huir
hacia adelante?. No es que lo aceptemos en este caso, aunque en realidad
así lo hacemos, sino tan solo tener conciencia de que lo sabemos.
- Es posible.
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