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domingo, 23 de marzo de 2014

LA CREACIÓN.- EL REDESCUBRIMIENTO DE LA INVENCIÓN DE MOREL.- LA TECNOLOGÍA.









COMENTARIO.-
La creación. El redescubrimiento de La invención de Morel. La tecnología.
Durante estos días he releído la novela de Adolfo Bioy Casares, titulada La Invención de Morel. ¿Cómo clasificar su contenido?. La capacidad literaria de Bioy es una de las grandes maravillas de la novela. Sin embargo, Bioy, no es de los novelistas más conocidos. Su proximidad y amistad con Borges, lo mantuvo, de algún modo, en una segunda fila. El propio Borges dijo en su día que era una novela perfecta.
Esta obra es un alarde de imaginación, se encuentra entre lo fantástico y lo emotivo. Bioy siempre introdujo en sus obras o en la mayoría de ellas, el concepto del amor. De una u otra forma está presente. El relato se desarrolla en una isla, lo que delimita la  trama para jugar con otros conceptos, como el espacio y el tiempo. Como digo, me ha parecido una obra excepcional.
La capacidad creativa es uno de los grandes valores de los seres humanos y lo que da sentido a la humanidad. Un ser humano sin impulso creativo, pierde una parte de su energía y de su sentido. La creatividad, bien entendida, suprime sus tendencias hacia la violencia, la maldad, el horror y todo aquello que tiene de miserable.
Un día sin creación me produce vaciedad. Una visión de mi mundo oscuro, se abre camino entre las luces de la belleza cuando no tengo el impulso creador. Eso me ocurre. Otras veces, la ausencia creativa, me hace deshacerme lentamente, me hago acuoso para extenderme por la tierra del barro con deseos de morir en una evaporación lenta y dolorosa.
Alcanzar la capacidad creativa de Bioy no es fácil, se requiere una sensibilidad especial y además, un conocimiento de la escritura poco habitual. La imaginación te puede abrir muchos caminos, que sin ella serían desconocidos, pero para transmitirla a otros, necesitas manejar el lenguaje, comunicarte de un modo directo, descriptivo y profundo, que haga partícipe a los lectores de lo que ha surgido de tu interior. Lo que ve el creador tiene que tener el espejo del lector, aunque éste último perciba el reflejo de un modo no exactamente igual.
Escribo ésta líneas desde mi despacho. Junto a la ventana que da a los jardines. Escucho los cantos de un verderón y las llamadas rasgadas de las hurracas. El día es muy brillante y limpio. La luz atraviesa los verdes dándoles una vida inusitada. Veo las macetas y las hojas parecen de cristal; cristales rugosos, de colores intensos. El cielo, el cielo es muy azul, a pesar de que algún cúmulo aislado se abre camino como un trozo de algodón en el agua. La temperatura no es de verano. Siento la primavera temprana por todas partes. Algunos rayos luminosos penetran en la habitación rasgando el aire, partiendo en varios trozos el espacio. A través de ellos flotan las motas de polvo, deambulan con lentitud y el humo de mi cigarro forma líneas suaves hacia el techo.
Que el lector pueda leer la descripción anterior, significa que por algún momento, se encuentra junto a mí en mi despacho y que puede ver lo que yo veo. Esa capacidad de comunicación es lo extraordinario, lo que tiene de único la literatura, la posibilidad creativa.
La lectura de la Invención de Morel me ha regalado grandes momentos de ese tipo. Gracias amigo Bioy por abrir un espacio en mi imaginación. He disfrutado mucho con tu novela. Ahora, voy a leer otra obra tuya titulada El Gran Serafín.
El aficionado a la lectura tiene una gran ventaja. Puede alejarse de la realidad en muchas ocasiones. Las nuevas tecnologías han abierto diversos caminos para alejarse de la realidad, es cierto, pero la literatura tiene esa experiencia que le da el tiempo y una belleza propia, no comparable con ningún otro camino.
No sé si soy el único ser humano al que le angustia la tecnología. Bajo un punto de vista meramente práctico, no hay tiempo para atender todos los medios que existen a mi disposición. Por una parte, tengo cierto rechazo inicial, pero luego, la curiosidad me hace acceder a todos ellos y no tengo tiempo suficiente para atenderlos. Eso me angustia.
Es frecuente que me sujete a un  libro de papel, sin querer atender otra cosa, como a un clavo ardiendo. Leo con entusiasmo el libro que tengo entre las manos, aunque mi presbicia me dificulte las cosas; salto a la tableta, luego al ordenador, vuelvo al libro de papel, atiendo el teléfono móvil…., miro otra vez la tableta y al final, con esa angustia que comento, tengo que sujetar de nuevo el libro con las manos y me mantengo con él hasta el agotamiento de la última página.
Esta mañana escuchaba en la radio que en las novelas de ciencia ficción se había previsto todo esto. Sin embargo, por ejemplo, que yo sepa, ni siquiera Asimov, ni tampoco en la película 2001 Odisea en el Espacio, se tuvo prevista la existencia del teléfono móvil, tal y como es hoy.
Es posible que me falte algo para adaptarme a los tiempos. En todo caso, vuelvo a dar las gracias a Bioy por desplazarme hasta su imaginación con un libro de papel.

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