COMENTARIO.-
Un fin de semana nostálgico.-
Este fin de semana ha sido algo nostálgico, aunque el
tiempo, al final, no ha sido muy malo en Madrid. Hoy ha refrescado mucho y
supongo que en Salamanca habrá hecho una temperatura poco agradable. Más
adelante el tiempo será más estable y podremos disfrutar mejor del viaje.
Digo que está siendo un fin de semana nostálgico porque
por mi cabeza han pasado recuerdos sobre la casa y la familia, tambien sobre mi profesión y mi vida.
Es curioso el hecho de que la juventud no te haga percibir ese
pasar tan veloz de los días, meses y años. Con esas edades piensas con una
cierta visión de eternidad que no se corresponde con la realidad. Es verdad que
la realidad no sabes muy bien qué es, pero ahora, más mayor, todo parece haberse modificado.
No puedes evitar el sentir una sensación de pérdida en
ocasiones. Lucho contra esa forma de pensamiento, sin embargo resulta
inevitable en algunos momentos.
Tengo la sensación, como comento, de que la vida que he
vivido la ha vivido otro. He podido hacer muchas cosas. Viajes, ascensiones a
grandes cumbres, descensos por cañones, navegaciones y un largo etc de
acontecimientos que hoy están lejos. He trabajado intensamente en mi profesión,
celebrado muchos y muchos juicios, negociado, discutido, elaborado multitud de
documentos, estudiado cientos de libros, sentencias y doctrinas. Hoy, también
todo eso, parece formar parte de un tiempo extraño y lejos de sentirme sabio,
en muchos aspectos, me siento analfabeto. Es posible que no haya aprendido
mucho a pesar de todo.
En la actualidad me apetece mucho más el silencio, un libro
o un –nada-, que la actividad acelerada que he mantenido tanto tiempo. Con ésta
edad, tengo que esforzarme mucho más que antes para casi cualquier cosa y aunque en diversos aspectos
tenga menos preocupaciones personales y profesionales, en otros, todo parece un mundo, un
mundo incómodo, en el que la aceleración y la ausencia de ética, me disgustan profundamente y
las cuestas arriba parecen tener más pendiente. Solo me apetece descender corriendo
hacia un infinito desconocido. Una de las diferencias quizá esté en que ese
descenso rápido deseado, lo haría sin importarme mucho ese tiempo pasado.
La nostalgia es un atributo mental de los débiles. Eso lo he
escuchado en alguna ocasión. Lo que ocurre es que hoy no me importa que me vean
fuerte. Es como cuando pierdes la hermosura. Te cuesta peinarte cada mañana y
no te importa tanto el aspecto que puedas tener.
Siempre he tenido una ventaja. En los momentos que no son buenos,
(que no necesariamente tienen que ser malos), pienso que lo que vendrá será mucho
mejor.
Durante éste fin de semana, se ha celebrado una manifestación, reivindicando la dignidad, se han producido disturbios, ha fallecido el expresidente del gobierno, Adolfo Suarez.
Por otra parte, los dos días han pasado y nadie me ha dado un fuerte abrazo, nadie me ha expresado afecto sincero y lo que es peor, tampoco yo he sido capaz de hacerlo.
Comento esto aunque a nadie le importe mucho. Solo con hacerlo lo veo todo mejor. Debo de tener una necesidad de expresión. Será el efecto espejo. Necesito verme, en éste caso en un papel o en una pantalla de un ordenador, para reconocerme mejor. Soy como una calavera de cristal. Transparente. Mañana será otro día diferente. Estoy seguro también de ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario